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Son diosas vestidas de voleibolistas, que por estos días deslumbran en los Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018. Se trata de las jugadoras de la selección Puerto Rico, que por su belleza, pero sobre todo carisma, hicieron empatía inmediata con el público de la capital atlanticense. 

En el rectángulo son brillantes, si no pregúntenles a las chicas de Trinidad y Tobago, a quienes remontaron en el debut: son fuertes en los duelos en la red, virtuosas en sus estrategias ofensivas y sólidas en defensa. Pero su magia no se queda en el campo, se impregna en las tribunas y contagia a la afición. 

'¡Pueeerto Riiico, Pueeerto Riiico!', vitorearon los casi mil 500 espectadores que ayer presenciaron el triunfo de las boricuas sobre las trinitenses por 3-1, con parciales 19/25, 25/17, 25/16 y 25/50.

'Que gritaran nuestro nombre, sentir que nos estaban apoyando, todo eso nos llenó de mucha satisfacción. Debe ser porque también somos alegres como la gente de Barranquilla', explicó Jennifer Quezada Velásquez, de 26 años y quien se desempeña como centro en el sexteto centroamericano. 

'Hay que transmitirle alegría a las niñas que están en acción, porque con el ánimo es que se ganan juego, por lo menos eso dicen', continuó Quezada, de 1.88 metros y un cabello rojo rizado fascinante que la destaca tanto como su swing para bailar mientras espera en la zona de prevención para suplentes. 

Esos coros que hoy las hacen famosas en los Centroamericanos Barranquilla 2018 son llamados por ellas como ‘Cheers’. 'Ensayamos las piezas antes de los juegos, pero por lo general son distintos a medida que cambian las competiciones', precisó Quezada, quien acumula cinco años en el elenco isleño.