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Roland Garros arrancó su nueva edición ayer y lo hizo con víctimas ilustres, principalmente la defensora del título, la letona Jelena Ostapenko, pero también la estadounidense Venus Williams.

La inesperada caída de Ostapenko por 7-5 y 6-3 ante la ucraniana Kateryna Kozlova hizo buscar en los libros de historia: desde el inicio de la era profesional (1968), únicamente una mujer había sido eliminada en primera ronda de París en el año siguiente a haberse proclamado campeona, la rusa Anastasia Myskina en 2005.

Ostapenko había sorprendido a todos el año pasado en Roland Garros, conquistando el título dos días después de su veinte cumpleaños y sin haber logrado antes ningún torneo en el circuito profesional.

En 2017 fue capaz de eliminar a cuatro cabezas de serie (la australiana Samantha Stosur, la danesa Caroline Wozniacki, la suiza Timea Bacsinzky y la rumana Simona Halep en la final), cuando era apenas la 47ª del mundo.

Ahora llegaba como la quinta del ranking WTA y su actuación no pudo ser más decepcionante.

También se despidió de manera prematura la estadounidense Venus Williams, que cayó ante la número 91, la china Wang Qiang, por 6-4 y 7-5.

La mayor de las hermanas Williams (37 años y 9ª del ranking WTA) no alcanza los cuartos de final en París desde 2006. En los otros tres torneos del Grand Slam (Abierto de Australia, Wimbledon, Abierto de Estados Unidos) llegó al menos a las semifinales el año pasado.

Ajenos a las tormentas de estas eliminaciones en el primer día del torneo, dos de los jugadores a seguir en masculino, el alemán Alexander Zverev (3º del mundo) y el búlgaro Grigor Dimitrov (5º), sacaron adelante sus partidos.

Zverev tuvo un debut imparable, con un contundente 6-1, 6-1 y 6-2 sobre el lituano Ricardas Berankis, mientras que Dimitrov se impuso en tres mangas al egipcio Mohamed Safwat, por 6-1, 6-4 y 7-6 (7/1).