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La japonesa Naomi Osaka ganó ayer el torneo de Indian Wells, en California, al vencer en la final a la rusa Daria Kasatkina en dos sets y logró el primer título de su ascendente carrera.

Tras lograrlo, lo primero que hizo fue mirar su celular. A sus 20 años, esta jugadora de madre japonesa y padre haitiano no lograba disimular su felicidad y quiso compartirlo con el mundo. Sin palabras, con la naturalidad de la inocencia, solo podía reír de forma nerviosa.

En la primera final entre dos menores de 21 años desde que Serena Williams venció a la belga Kim Clijsters en 2001, Osaka venció a su rival 6-3, 6-2 en apenas una hora y 11 minutos de juego.

La final sirvió como aviso para el circuito femenino: dos jugadoras de 20 años llegaban a la última instancia del campeonato tras dejar por el camino a varias de las mejores de la última década, como la estadounidense Venus Williams, la rumana Simona Halep, la danesa Caroline Wozniacki o la alemana Angelique Kerber.

La revolución de las adolescentes estaba en marcha, solo faltaba por dilucidar quién de las dos se llevaría la copa en la primera final para ambas en un torneo Premier de la WTA.