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En medio del silencio de la inmensa casona del Marqués de Valdehoyos, la sede alterna del Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia, Didier Drogba ensaya el último discurso que dará en el país al lado de la piscina.

A las afueras, Samir Romero, un barranquillero de 21 años que vino con toda su familia solo para buscar un autógrafo y una foto con el jugador, mientras exhibe una camiseta y una bufanda del Chelsea amarrada al cuello da la mejor definición de esta figura del fútbol mundial que se untó de pueblo. 'Para los pocos hinchas del Chelsea, Drogba es como el Messi del Barcelona'.

Dentro de la casa, el incansable equipo de comunicaciones de la Cancillería sigue organizando entrevistas de varios medios colombianos con el estelar ‘Campeón de la Paz’ de Peace and Sport, material gráfico y editorial sale de un lado para otro. Así fue el entorno del exjugador marfileño en las últimas 48 horas en Colombia. En ese ajetreo atendió a EL HERALDO.