'Es la ignorancia lo que genera intolerancia'. Con este convencimiento, Yoann Lemaire, un modesto futbolista amateur francés que se ha declarado homosexual, quiere luchar contra la creciente homofobia en el fútbol, donde este tema sigue siendo un tabú.
'Soy futbolista amateur de un nivel horroroso, despedido por ser gay por gente no demasiado inteligente', se presenta irónicamente Yoann Lemaire, de 35 años, en la casa familiar en su pueblo natal de Vireux-Wallerand.
En 2010, la prensa se hizo eco del caso de Lemaire, víctima de insultos y comportamientos homófobos por una parte de su propio equipo y después privado de la licencia federativa para jugar por el club, que prefirió apartarle.
Todo ello lo contó en el libro 'Je suis le seul joueur de foot homo... enfin j'étais' ('Soy el único jugador de fútbol gay... en fin, lo era').
En el documental 'trabajamos por graduar esto (el problema), del folclore a la homofobia creciente (hasta) la homofobia violenta', explica sobre las grandes líneas de una película de 52 minutos dirigida por Michel Royer y financiada con la ayuda de subvenciones y con financiación participativa.
En el film el defensa pasa al ataque, apoyado por el Variétés Club de France, el equipo que reúne desde los años 1970 a personalidades públicas y exjugadores profesionales que disputan partidos benéficos, así como por figuras emblemáticas del fútbol francés como el seleccionador Didier Deschamps.
'Todo el mundo se ha hecho bastante compañero de él, que es una persona jovial, alegre y que cuenta su historia con mucho humor', asegura a la AFP Jacques Vendroux, mánager general del Varietés Club de France, destacando la 'gran dignidad' de un chico 'que ha sufrido', pero que 'lo ha superado maravillosamente bien'.
La motivación sin fisuras de Yoann Lemaire, que también colabora en la asociación Foot Ensemble (que lucha contra toda discriminación en el fútbol), no le ha librado de algunos momentos amargos: 'Cuando vuelvo a mi club, me encuentro con el mismo entrenador, los mismos dirigentes y eso no ha cambiado. Siguen sin querer hablar: les fastidia', concluyó.