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Luego de una semana de ‘cacería’ y conexiones infructuosas, una voz gruesa y afanosa contesta. Al otro lado de la línea se presenta Ana Pascal, la púgil panameña que sorprendió al mundo de los ensogados por su rudeza en el ring y por su apariencia física, para muchos, semejante a la de un hombre.

—¿De dónde me llaman?—expresa Pascal con enojo.

—¡De Colombia! Quisiera entrevistarla y hablar de su vida—respondo mientras un silencio absorbe la conversación.

—Lindo país, le debo mucho, pero no se demore que debo ir a entrenar.