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Su acento aún no cambia, ni sus costumbres ‘paisas’ las deja, pero el presente y el corazón de Mildrey Tatiana Murillo pertenecen al departamento del Atlántico, que como ella misma dice, 'le regresó la ilusión de ser una luchadora olímpica profesional'.

Mildrey Tatiana comenzó la práctica de esta disciplina desde muy niña, a la edad de 12 años el gusto por viajar y conocer nuevos lugares de Colombia la fueron vinculando a la lucha.

'Practicaba voleibol, pero veía que mi hermano y unos primos pasaban viajando a competir en la lucha, en cambio en el voley sólo salía de Medellín una vez al año. Eso hizo que dos años después lo practicara. Quería viajar y conocer', expresó la luchadora.

Con el pasar de los años y pese a cosechar grandes logros en su proceso formativo la Liga de Antioquia interrumpió sus sueños.

'Fui dos veces selección Colombia juvenil. La primera no pude asistir porque me lesioné en la muñeca. La segunda fue el año pasado en Venezuela en donde quedé en el tercer lugar. Cuando llegué a Medellín me dijeron que los logros que había tenido no eran suficientes para seguir apoyándome. Ahí me decepcioné y mi mente solo pensaba que la lucha no era lo mío', rememoró Mildrey.

Tras el agrio episodio y en el afán de obtener recursos económicos para su hogar, Mildrey abandonó el deporte y se dedicó a trabajar en una salsamentaría en Medellín. En medio de sus labores una desconocida enfermedad en su piel, llamada liquen, la hizo tomar un nuevo rumbo y llegar en el mes de enero, del presente año, a en Barranquilla para buscar ayuda profesional con especialistas de la salud, a través de familiares residentes en la Arenosa.

'Durante el tiempo que estuve en la salsamentaría me comenzaron a salir manchas en la piel. Fue allí cuando una cuñada me convenció de venir a tratarme con especialistas en Barranquilla y me descubrieron que tenía liquen'.

Radicada en la capital del Atlántico para combatir su enfermedad, la cual no le dificultaba el desarrollo de actividades físicas, la antioqueña decidió regresar la lucha, pero sólo para ejercitarse y fue entonces cuando su amor por la disciplina renació.

'En la Liga del Atlántico me encontré con mucho apoyo y encontré personas que me contagiaban a practicar profesionalmente. El presidente (Ernesto Berrío) y los entrenadores me comentaron que había una Copa Colombia. Me prepararon en el poco tiempo que quedaba y logré el objetivo, clasificarme al Panamericano', recordó con emoción la atleta.

En territorio brasilero, exactamente en Recife, la corpulenta luchadora de 20 años, ‘adoptada’ por el Atlántico, competirá en la categoría de 69 kilogramos en el Panamericano de esta disciplina. El certamen se iniciará el 2 de mayo y será la primera prueba de Mildrey en el ciclo olímpico para estar más cerca de su sueño: Tokio-2020.