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La Torre del Reloj, el Portal de los Dulces y 'Rocky'. Un trío constituido en el icónico símbolo de La Heroica ya no será lo mismo. Los tres se dieron vida entre sí para integrarse a la arquitectura del Centro Histórico. Uno de ellos ya no está.

El doble monarca de los pesos medianos en la década de los setentas desapareció como los célebres y fulminantes golpes con los que construyó la leyenda de uno de los mejores 160 libras de los años en mención.

Rodrigo Valdés Hernández, 'Rocky', murió de un paro cardíaco el martes a las 11:30 de la noche, que no le brindó el tiempo para un conteo de protección. Murió en su casa del barrio Crespo. Ante el desespero de Ana Tijerino, su compañera de los últimos treinta años y ante la angustia de Ana Milena y Jennifer, sus hijas, de doce hijos en total, a quienes la respiración se los cortó al ver a su padre con ese fuerte dolor en el pecho sin poder hacer nada.

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Allí en esa casa en Crespo donde desde una mecedora, 'Rocky' se había constituido en un 'paisaje' de costumbre para quien pasaban por la esquina donde está su casa de dos pisos protegida por una verja de hierro.

Curiosamente ubicada frente al Aeropuerto Internacional Rafael Núñez, muy particular para alguien a quien le daba miedo volar en especial cuando hizo viajes largos a Nueva York o Mónaco.

En ese mismo puerto aéreo, una vez, Melanio Porto Ariza, el periodista que se convirtió en su empresario, le demostró a 'Rocky' que se renuencia a viajar a una pelea internacional acusando dolores por todas partes del cuerpo, no era otra cosa más que ese fuerte apego que siempre demostró cuando tenía que dejar a Cartagena atrás.

Melanio llamó a una operadora de aseo del aeropuerto, le pidió prestada una aspiradora y se la pasó por el cuerpo a Valdés, quien de milagro se recuperó.

'Este (dirigiéndose a 'Rocky') lo que es hipocondríaco', recordó Nelson Aquiles Arrieta, 'Nelaqui', empresario de 70 años que organizó varias peleas a Valdés y testigo de aquella anécdota.

Si algo le costaba a Valdés era despegarse de su gente. Del Mercado de Bazurto, del Portal de los Dulces, del Teatro Cartagena. Esos mismos lugares donde Valdés construyó su historia.