Igual que hace 20 años, cuando Faldo ganó a expensas de Greg Norman, este Masters de Augusta podría ser recordado más por la forma en que se perdió que como se ganó.
Aun mientras Danny Willett lucía su chaqueta verde en el hoyo 18, no pudo evitar decirle a Spieth: 'Me siento muy afortunado de estar aquí y que no te hayas puesto la chaqueta nuevamente'.
Solo Spieth podía perder un torneo que parecía tener en el bolsillo, y eso es justamente lo que hizo en cuestión de apenas tres hoyos.
Con una ventaja de cinco golpes cuando faltaban nueve hoyos, Spieth incurrió en dos bogeys sucesivos y en el duodécimo envió la pelota dos veces al agua. El cuádruple bogey lo dejó a tres golpes detrás.
Esas son las acciones por las que será recordado este Masters, al menos en el futuro inmediato. Las imágenes perdurables no serán las de Willett levantando el puño en el aire al completar tres birdies en los últimos seis hoyos, sino las de Spieth tomándose la cabeza después que una ventaja de cinco golpes se convirtió en un déficit de tres.