Colorado, EE.UU. El tirador de esgrima ahora es camarero. Un experto en artes marciales manejaba el camión de una prisión, y otro vendía cupones de pizza puerta a puerta. Además, el ciclista era un músico humilde. Y por si cinco deportes distintos no mantenían a la pentatleta moderna lo bastante ocupada, también trabajaba a tiempo parcial en una tienda de ropa.
Una de las realidades que suelen pasar desapercibidas en la vida de los aspirantes estadounidenses a deportistas olímpicos es que, además de cumplir un régimen de entrenamiento seis días a la semana y ocho horas al día, deben seguir este viejo consejo: no deje su trabajo de día.
A partir de este mes, la cadena de tiendas de material deportivo Dick's Sporting Goods cubre esa necesidad para 100 atletas, la mayoría de los cuales intenta mantenerse a la altura para viajar el año que viene a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. A través de un nuevo acuerdo de patrocinio con el Comité Olímpico de Estados Unidos (USOC), la empresa ofrece a los deportistas empleos de 20 horas semanales flexibles con el programa de viajes y entrenamiento constante que deben seguir estos posibles atletas olímpicos.
Los atletas trabajan en 58 tiendas de 25 estados y la compañía está dispuesta a ser flexible con sus horarios, no sólo para apoyar el movimiento olímpico sino también por los conocimientos expertos que pueden ofrecer estos deportistas de élite a los clientes que buscan las zapatillas, el bañador o la ropa deportiva perfecta.
'Uno comité a un alto nivel porque es lo que le gusta', dijo Andras Horanyi, el esgrimista, que vive en el Centro Olímpico de Entrenamiento de Colorado Springs y trabaja en Dick's. 'No creo que la mayoría de los atletas hagan esto porque ganen un montón de dinero'.
Eso es cierto, pero para la mayoría de los aspirantes olímpicos hay una gran distancia entre hacerse ricos y llegar a fin de mes. Y además, llegar al nivel más alto de un deporte requiere unos recursos considerables, que van más allá del arreglo habitual de alojamiento y los gastos cubiertos por el USOC y las federaciones deportivas a los mejor clasificados.
Por ejemplo, en casi cada deporte, cada atleta debe pagar su viaje a competiciones en su país, incluidos torneos nacionales, que es a menudo donde compiten por clasificarse para el equipo estadounidense, lo que a su vez supone un financiamiento crucial.
Así es como Horanyi se encontró trabajando como mesero y haciendo equilibrios con su entrenamiento de esgrima cuando vivía en Nueva York hace unos pocos años. Tras mudarse a Colorado Springs, donde una habitación en el centro de entrenamiento resolvió muchos de sus problemas para entrenar y cuadrar el horario, trabajó una temporada en eBay y después como planificador de eventos para el USOC.
'Ése fue un buen empleo, y comprendían mis necesidades, pero sólo eran unas pocas horas al día', comentó Horanyi sobre el trabajo con USOC. 'No ganaba lo suficiente para los torneos y cosas así'.
Las historias de otros aspirantes olímpicos son similares, casi en todos los casos y casi al margen del deporte en cuestión.
Por cada Michael Phelps hay una docena de atletas como la judoca Ella Graves, que antes del empleo en Dick's trabajó en una biblioteca universitaria y recorría los barrios de Colorado Springs vendiendo cupones para pizzas.
Y por cada Nick Symmonds —el corredor que boicoteó el mundial de atletismo de este año para enviar un mensaje sobre la relación entre atletas, patrocinadores y deportes olímpicos— hay docenas más como Josh Brown, un judoca con pequeños patrocinios y que en su día trabajó manejando un camión por la noche para un programa de instalaciones penitenciarias.
'Cuando conseguí el empleo como conductor, no me dijeron que estaría paseando a un puñado de delincuentes', comentó Brown. 'Me despertaba como a la una de la madrugada, pero después de un trabajo como ése uno no puede irse a casa, relajarse y prepararse para entrenar al máximo'.
El ciclista Chris Murphy era bueno con el trombón. Sus sueños deportivos empezaron a cobrar forma cuando compró una bicicleta para llegar a su trabajo en el sur de California. Conforme ascendía en el escalafón deportivo, se dio cuenta de que el compromiso en tiempo y dinero necesario para entrenar no encajaba con un empleo bien pagado por horas pero que no ofrecía ingresos estables regulares.
Isabella Isaksen compite en pentatlón moderno. Su hermana mayor, Margaux, compitió en ese mismo deporte en los Juegos de 2008 y 2012. Isabella estima que dedica entre 40 y 50 horas semanales a entrenar sus cinco disciplinas: carrera, natación, esgrima, hipismo y tiro con pistola.
Ella dijo haber aceptado de inmediato el empleo en Dick's por la flexibilidad que ofrece y la atmósfera de equipo de la compañía.
Cuando un atleta estadounidense se dedica al judo, esgrima o pentatlón moderno descubre sin tardanza que la perspectiva de ganar el oro no supone un viaje financiado hasta la cima. En otros países, por el contrario, los gobiernos financian ministerios de deportes que envían el dinero a federaciones y deportistas.
Graves recuerda haber recorrido el aparcamiento antes de los juegos de los Rams de St. Louis con sus hermanos y hermanas, pidiendo ayuda a los que comían y bebían en el aparcamiento para cubrir su entrenamiento y las competiciones. Todos los demás hicieron campañas propias para recaudar fondos, normalmente escribiendo folletos publicitarios y buscando donaciones en empresas.
Encontraron mucho entusiasmo, algo de generosidad y muy pocas respuestas a largo plazo.
'Fui a todas partes y le conté mi historia a la gente', dijo Brown. 'Todos quedaron muy impresionados y sorprendidos y pensaron que era maravilloso. Pero hasta ahí llegó'.
El programa en Dick's sucede a otro similar mantenido por Home Depot durante 17 años antes de que el largo acuerdo de patrocinio se derrumbara en 2009.
Aunque los programas son parecidos, el de Dick's añade elementos como una conexión clara con los deportes y equipo deportivo que la empresa regala al Centro Olímpico de Entrenamiento.
Esos uniformes, zapatillas para entrenar y bicicletas no salen de la nada, ni siquiera para los aspirantes olímpicos.
'Destrocé un par de ruedas entrenando y no había podido entrenar muy bien en esa bici', comentó Murphy. 'Pero al tener un trabajo, tuve la libertad de ir a una tienda de bicicletas y conseguir las nuevas ruedas'.