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Muriel Coneo era apenas una niña cuando se le descubrió su destreza en las pistas en Isla Fuerte, departamento de Bolívar. Pero ayer dio la razón a quienes la sacaron de su casa para llevarla a entrenar a Medellín: la fondista protagonizó un ajustado duelo con una canadiense en los últimos tramos para alzarse con el oro en los 1.500 metros femeninos de los Juegos Panamericanos.

Coneo, de 28 años y quien debutaba en estas justas, cruzó primero con tiempo de 4.09.05, superando por solo 8 centésimas a la local Nicole Sifuentes que se quedó con la plata. La también local Sasha Gollish entró tercera para el bronce en una tarde nublado y viento en el estadio de la Universidad de York, en las afueras de Toronto.

La colombiana tomó la punta desde el arranque y la mantuvo hasta faltando 150 metros, en que Sifuentes la emparejó y rebasó por unos segundos.

'Cuando se me acercó en los 200, me dije yo voy a muerte', señaló. 'Cuando me pasó y estuve detrás de ella, decidió irme por dentro, cerré mis ojos y dije Dios mío esto es mío y saqué el extra'.

Coneo posiblemente hubiese pasado inadvertida en la vida deportiva de su país, pues en la isla en que nació tenía probablemente escasas posibilidades de dar a conocer su talento. Pero los dirigentes del atletismo colombiano la descubrieron y la sacaron junto a su hermanita para llevarlas a un centro de entrenamiento en el departamento de Antioquia.

Después de ganar el oro, Coneo y algunos integrantes de la delegación colombiana resaltaron ese hecho.

Algunos comentaban que sencillamente se había sacado un oro de esa islita.

Contadora pública de profesión, Coneo ya había ganado oros en carreras de medio fondo a nivel de justas centroamericanas y sudamericanas.