Mende. 'No pararé hasta lograr el sueño amarillo'. Nairo Quintana repite cada tarde esa frase, que se ha convertido en el eslogan de su candidatura al Tour de Francia y que hoy alimentó en la dura subida de Mende con un ataque brutal que tuvo como recompensa el segundo puesto de la general.
El colombiano del Movistar no pudo aventajar a Chris Froome, el líder de la carrera, en los tres kilómetros de ascenso hasta la meta de Mende, cuya pendiente media era del 10 %. Su ataque le permitió lograr unos metros de distancia, pero el británico, imperturbable, llegó a su rueda e, incluso, le sacó un segundo más en la general en el esprint final.
Pero Quintana consiguió distanciar en 29 segundos al estadounidense Tejay van Garderen y despojarle del segundo puesto, por lo que ya solo hay un escalón entre el colombiano y su sueño amarillo.
La baza de Quintana es que la combinación del cansancio acumulado y de la dureza que se avecina en los Alpes deje opciones a su motor de maratoniano en las duras subidas que quedan por delante.
Quedan cuatro etapas de alta montaña y tres llegadas en alto, la última en el Alpe d'Huez en vísperas del paseo triunfal en los Campos Elíseos. Hasta esa jornada, en el Movistar de Quintana nadie da el Tour por acabado.
'Hemos visto que se puede seguir atacando y luchando para lograr los objetivos', indicó el corredor de Boyacá, que promete nuevos ataques en los días venideros.
En Mende no habían programado un ataque, pero Quintana sintió que la fatiga del Tour iba mermando a los rivales y se lanzó.
'Una pena que no le metiéramos tiempo a Froome', aseguró su compañero de equipo Alejandro Valverde, que a su ritmo superó a Contador y a Van Garderen y afianzó su cuarta posición en la general.