Una cancha de fútbol es tal vez el lugar más inesperado o insospechado de un futbolista para morir; pues se supone que es el escenario al que llega en búsqueda de gloria, de la cristalización de sus sueños, de prestigio, fama; e inmortalidad deportiva. Todo esto demasiado alejado de la tristeza de la muerte.
Además, en el imaginario colectivo la estampa exultante de un deportista, rebosante de energía en un encuentro futbolero, lo separa demasiado de la probabilidad de una muerte en plena competición.
Sin embargo, en los últimos doce años seis atletas de este deporte han muerto en mitad de un partido de fútbol, vestidos de corto, en vivo y en directo ante miles de espectadores en un estadio; y quién sabe cuántos a través de la televisión.
El caso más reciente es el del argentino Cristian César Gómez, de 27 años, jugador de Atlético Paraná de la segunda división del fútbol gaucho. El futbolista se desvaneció sin vida a los 32 minutos del tiempo inicial; en el partido que el pasado domingo 24 de mayo su equipo libraba contra el Boca Unidos de Corrientes, en la provincia de este mismo nombre, 11 horas al nordeste de Buenos Aires.
‘Patula’, como le llamaban en el ambiente deportivo, se desempeñaba de marcador derecho y defensa central.
Al momento de su desenlace fatal merodeaba por la circunferencia central del terreno, sin siquiera disputar el balón en alguna acción de juego.
'Cayó como si hubiese recibido un impacto. Intentó reincorporarse, pero no pudo. Fue una escena conmocionante', reseñó la prensa el episodio.
Gómez permaneció tendido tres minutos sobre la grama, y la televisión mostró las imágenes de sus compañeros y rivales abanicándolo con las camisetas; todos desesperados para darle aire, al tiempo que le refrescaban la cabeza con agua.
Nunca reaccionó, y por ello lo trasladaron en ambulancia a un hospital distante cuatro kilómetros del estadio. El recorrido tardó siete minutos, llegó a las 3:55 de la tarde, pero ya no había nada que hacer, el parte médico fue demoledor.
Cristian César Gómez estaba con los signos vitales apagados, sin pulso ni señales de presión arterial. Falleció en el trayecto por una descomposición cardíaca. ¡Muerte súbita!
'Él estaba en buenas condiciones físicas, hace un mes todo el plantel fue sometido a exámenes físicos y no hubo señales de alarma', declaró a los medios Andrés Gaitán, responsable médico del club Atlético Paraná.
Tras la conmoción que produce un suceso de esta magnitud, pues traspasa fronteras y toca las fibras de la familia del fútbol en todo el orbe, surgen algunos interrogantes.
Razones científicas
¿Por qué se da este tipo de casos en atletas jóvenes, que se suponen llenos de vigor desarrollando una actividad física que precisamente es considerada patente de salud y vida?
Este diario consultó al médico deportólogo Ricardo Cabas García, vinculado con la multinacional Bodytech y a Indeportes Atlántico, quien divide los casos de muertes súbitas entre futbolistas en dos categorías: en atletas mayores de 30 años, y atletas menores de 30.
'En este último ítem casi siempre se dan por causas congénitas o hereditarias. Son jugadores que nacen con defectos en el corazón, que tienen que tratarse desde su nacimiento. A este tipo de defectos se les llama cardiopatía hipertrófica obstructiva', explica el profesional.
Agrega que también suceden historias en las que el deportista nace con malformación en las arterias coronarias, o en su defecto las arterias son más estrechas y no bombean sangre suficiente al corazón, lo que limita el oxígeno, vital para la práctica de un deporte de alto rendimiento como es el fútbol.
Menciona igualmente casos que no son tan comunes, pero que se han detectado en los últimos años: anomalías valvulares, sobre todo de la válvula aórtica.
'Esto corresponde al nombre de estenosis valvular aórtica, allí la válvula se obstruye y detiene la circulación sanguínea normal, lo cual provoca la muerte súbita', indica.
La mayoría de casos de muerte súbita con futbolistas que superan la edad de 30 años, se produce porque no hay una valoración médica adecuada, precisa Ricardo Cabas.
'Por eso es tan importante la valoración previa que se hace en la pretemporada, y si hay un jugador que se vincula al club en mitad de torneo tienen que someterlo a exámenes exhaustivos antes de las pruebas físicas', añadió el especialista.
Otros factores que pueden tener incidencia en estos desenlaces es la utilización de drogas prohibidas, los famosos doping; o el constante uso de esteroides anabólicos.
'Un deportista que se dopa tiene mucho más riesgo de una muerte súbita, pues aumenta su presión cardiaca y el flujo sanguíneo. La circulación no es la misma y el corazón no realiza el proceso común y corriente y se extralimita', agrega el médico.
¿Qué hacer en estos casos?
Responde también Ricardo Cabas García: 'Como primera medida es evitar que esto pase. Suena ilógico, pero sí se puede lograr realizando los procedimientos adecuados para el cuidado médico de los deportistas.
Lo otro es tener un equipo especializado en reanimación cardiopulmonar, lógicamente personal humano y contar con un aparato que se llama desfibrilador, con el fin de auxiliar al futbolista inmediatamente, y no esperar que se realice el traslado a un hospital. Esto puede ser vital para mantener con vida al jugador. Este equipo ya se utiliza en muchos países de Europa, y se está convirtiendo en una ley, como debe ser', concluyó.
Otros casos de muerte súbita en el fútbol mundial
Marc-Vivien Foe
(Camerunés), 26 de junio de 2003, durante el encuentro de la selección de su país contra Colombia, en el estadio Gerland de Lyon (Francia). Se jugaba la Copa Confederaciones. El dictamen fue que falleció por miocardiopatía hipertrófica, problema hereditario.
Miklos Feher
(Húngaro), 25 de enero de 2004, en juego de su equipo Bénfica contra el Victoria, en Portugal. A punto de concluir el encuentro Feher disgustó con el árbitro por una jugada, caminó unos pasos y se desplomó. Falleció por arritmia cardíaca.
Serginho
(Brasileño), 27 de octubre de 2004, volante del Sao Caetano, murió de un paro cardiorrespiratorio en partido que su equipo disputaba contra Sao Paulo. Sufrió paro cardíaco fulminante a los 14 minutos del segundo tiempo. Tenía problemas coronarios que conocía el club.
Antonio Puerta
(Español), 25 de agosto de 2007, en el partido Sevilla y Getafe que daba comienzo a la Liga de España en el estadio Sánchez Pizjuán de Sevilla, sufrió un desmayo cardiorrespiratorio. Le aplicaron el desfibrilador y lo llevaron a un hospital, donde murió tres días después.
Cristian Benítez
(Ecuatoriano), 29 de julio de 2013, sufrió un edema pulmonar tras una falla cardiaca. Aunque no falleció en una cancha de fútbol, su muerte se produjo tras un juego la víspera con su equipo Al Jaisc SL de Qatar.