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Mientras los ánimos siguen caldeados y Baltimore se lame las heridas dejadas por varios días de disturbios y saqueos, los Orioles derrotaron ayer por 8-2 a los Medias Blancas de Chicago en un partido que se jugó sin fanáticos en las gradas.

El partido se adelantó cinco horas, para cumplir con un toque de queda, y se disputó a puerta cerrada como medida por los disturbios ocurridos cerca del estadio y en otros sectores de Baltimore desde el lunes, cuando fue el funeral de Freddie Gray, un hombre negro de 25 años que sufrió una lesión fatal de la espina dorsal mientras estaba detenido por la policía.

Grandes Ligas suspendió los dos primeros encuentros de la serie, que se jugarán como parte de una doble cartelera el 28 de mayo, pero dijo que no tenía espacio para reprogramar el tercer partido.

Este fue el primer partido en la historia del béisbol de Grandes Ligas que se juega a puerta cerrada. Se vio por tv.