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La que era la zona más deprimida de Bogotá volvió a vibrar con una muestra de la exuberante sabrosura de Timbiquí, Guapi, Buenaventura y Quibdó, pueblos del Pacífico colombiano cuyo jolgorio se apoderó de la capital colombiana en un abrebocas del tradicional festival Petronio Álvarez.

La majestuosa marimba de Herencia de Timbiquí, un grupo musical que representa los sonidos de las comunidades negras del Pacífico, puso a bailar a cientos de personas que se rindieron al ritmo de la tambora y el guasá mientras agitaban pañuelos blancos en el Bronx Distrito Creativo, un complejo de desarrollo cultural que se levanta en el antiguo sitio de expendio de drogas más grande de Bogotá.

El golpe de esos instrumentos musicales, que el Petronio Álvarez celebra cada año en Cali, la ciudad más importante del Litoral del Pacífico, cautivó a un público que se entregó sin timidez al alboroto y entrada la noche se olvidó del frío que hacía en la capital.