La narración descarnada pero humana del desarraigo, la migración y el colonialismo del escritor tanzano Abdulrazak Gurnah le han hecho merecedor del Nobel de Literatura 2021, un premio que regresa al continente dos décadas después de que el sudafricano John Maxwell Coetzee lo recibiera en 2003.
Nacido en la isla de Zanzíbar en 1948, abandonó su tierra rumbo a Reino Unido, donde aterrizó en 1968, en parte para estudiar y en parte huyendo de la violencia política y la represión que sufrían los zanzibaríes de origen árabe.
Entre 1980 y 1982, Gurnah ejerció como profesor en la Universidad Bayero, en la ciudad nigeriana de Kano, mientras obtenía su doctorado en la británica Universidad de Kent, en Canterbury, donde aún reside.
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Desde entonces y hasta su reciente jubilación, este autor siguió escribiendo y enseñando literatura inglesa y poscolonial, con un foco especial en la diáspora.
'No tiene miedo de ser radical en su crítica del colonialismo y el capitalismo. Quizás por eso, a pesar de haber escrito mucho y muy bien, no ha recibido reconocimiento hasta tiempos más recientes', explica por teléfono Emily Horton, profesora titular de la Brunel University de Londres y especialista en literatura del mundo anglófono.
El Comité del Nobel, por su lado, destacó de la obra del galardonado su 'penetración intransigente y compasiva en los efectos del colonialismo y el destino del refugiado en el abismo entre culturas y continentes'.
Lo cierto es que las novelas del tanzano se ven atravesadas por la voluntad de desentrañar el rastro del colonilismo en las identidades de quienes lo sufrieron, sin esquivar la complejidad de navegar el mundo como migrante, como refugiado.
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