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Es como si ser mujeres las hiciera más audaces y más explosivas creativamente. Pero no hay que engañarse: en su trayectoria artística, política, musical, periodística, literaria o como investigadoras tuvieron que abrirse paso enfrentando todo tipo de obstáculos: censura, prohibición, excomulgación, silenciamiento, exclusión, exilio, atentados y violencia misógina.

Las vidas de las 14 mujeres que Gloria Susana Esquivel reúne en ¡Dinamita! Mujeres rebeldes en la Colombia del siglo XX (Lumen), publicado en octubre con prólogo de Florence Thomas e ilustraciones de Powerpaola, son presentadas en este libro con los abusos y el machismo del contexto que las vio nacer, pero también con el ardor y la imaginación que lograron insuflar en sus respectivos proyectos políticos y estéticos de vida.

Mientras que unas, como Esmeralda Arboleda (1921-1907), impulsaron el proyecto de ley para instaurar el voto femenino en las urnas en 1954, otras, como Débora Arango (1907-2005), cambiaron para siempre la manera de entender la representación de la mujer en la pintura colombiana. En Barranquilla, Marvel Moreno (1939-1995) causó rechazo en el Country Club por ser una lectora voraz y actuar de acuerdo con sus convicciones: 'A través de mi feminismo reacciono contra la opresión'. En el resto del país —como precursoras, pioneras e interlocutoras de varias generaciones—, todas evidenciaron que en la Colombia del siglo pasado 'ser rebelde consistía en manifestar abiertamente una vocación y querer ejercerla'.

En ese arriesgado y fecundo ejercicio de imaginación se las imaginó Esquivel al adentrarse en su historia y en los espacios de opresión que cada una revirtió o desestabilizó de formas hasta entonces desconocidas. Con EL HERALDO, la autora de Animales del fin del mundo (2017) habló de cómo fue su inmersión entre el polvo de obras olvidadas o recordadas a medias, y de por qué la palabra feminista parece teñida hoy de un 'significado obsceno'.