En los últimos días la librería Ábaco de Cartagena ha incrementado sus ventas online. Aunque su plataforma en línea empezó en noviembre del 2019, con el encierro por la cuarentena 'ha tomado un auge nuevo', como explica María Elsa Gutiérrez, su gerente y propietaria en los 18 años que lleva abierta al público.
Desde su bodega en Bogotá se despachan entre 200 y 300 envíos semanales a nivel nacional, mientras que su única sede en el Centro Histórico de Cartagena, en el cruce de las calles de La Mantilla y La Iglesia, permanece cerrada al público y a los envíos. El 13 de abril cumplieron un mes de confinamiento.
El cambio ha sido brusco, pues de los dos millones de pesos que facturaban diariamente por las ventas de libros y café ahora los facturan en una semana. O, en el mejor de los casos, en tres días, como pasó recientemente gracias a una campaña de 'tocar a los amigos' y al impulso dado por la Cámara Colombiana del Libro, que con las donaciones que se recojan del programa #AdoptaUnaLibrería espera beneficiar a 47 librerías independientes del país elegidas por convocatoria, que estuvo abierta hasta el 5 de abril.
El impacto ha sido mayor en el arriendo, de 10 millones de pesos mensuales. Gutiérrez ya negoció pagar el 15% del total para el mes de abril. Planea negociar mayo y que las ventas en línea les permitan subsistir con sus 8 empleados en casa.
En su sede recibían alrededor de 500 clientes al día –más de la mitad turistas internacionales y nacionales–, que compraban libros o se sentaban a leer y tomar una bebida caliente. Dice que los compradores europeos solicitaban generalmente literatura latinoamericana, sobre todo Gabriel García Márquez, en español o inglés. Desde sus casas, los lectores siguen pidiendo obras del Nobel colombiano, así como los últimos lanzamientos editoriales.
La propietaria recuerda que Ábaco ha sido 'el lugar obligado de los intelectuales que llegan a Cartagena'. Las editoriales buscaban hacer allí sus presentaciones. Los participantes del Hay Festival que llegaban al Centro hacían paradas en sus mesas o anaqueles. Los cantantes Joaquín Sabina y Joan Serrat y el escritor rumano Mircea Cărtărescu son algunos de los visitantes que han recibido, además de reconocidas voces de la literatura nacional.
También desde el 13 de marzo cerró Nido de Libros, librería de Barranquilla ubicada en la calle 86 No. 64D-58, fundada en mayo de 2018. Desde el cierre empezaron a atender 'por ventanilla', como dice Alexandra Vives, su librera y propietaria. El 24 de marzo, con la cuarentena nacional obligatoria, cerraron completamente hasta el lunes 13 de abril, cuando reanudaron el comercio en línea y la asesoría vía redes sociales y WhatsApp.
Vives dice que las librerías son establecimientos con una 'fragilidad innata, inherente a su mercado reducido'. Funcionar desde la virtualidad 'es un reto, sobre todo para el oficio del librero, porque el contacto frente a frente con el cliente es sumamente importante'.
Los lectores que los solicitan han pedido 'de todo un poco, dada la amplia especialización de la librería, con un amplio catálogo infantil y juvenil'. Hay padres que preguntan qué leer en casa con los niños, otros clientes piden recomendaciones personalizadas para llevar.
En su sitio web cuentan con el Nido Club, un sistema de compras de libros por suscripción, en la que el comprador recibe un paquete de libros mensuales o por el tiempo en que elija afiliarse.
Dice que la iniciativa de la Cámara Colombiana del Libro, de la que son beneficiarios, 'visibiliza y apoya de manera equitativa a las librerías participantes'. Es una 'manera para preservar vivo el ecosistema de librerías independientes en el país, porque queremos que siga habiendo librerías'.
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