Este miércoles es la inauguración del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (FICCI), uno de los eventos cinematográficos más antiguos de Latinoamérica y el más importante de Colombia por la calidad de sus participantes, la muestra cinematográfica que cada año ofrece al público y el contacto que propicia con las dinámicas del mundo del cine.
Bajo una mirada plural y abarcadora, en su edición número 60 el Festival se muestra, más que nunca, consciente de los problemas de nuestro tiempo y de los limitados recursos que tienen al planeta sumido en una emergencia climática.
Haciendo caso omiso de los miles de eventos que se cancelan en Asia y Europa por el coronavirus, el Ficci irá este año hasta el próximo lunes 16 de marzo.
La selección para el 2020, dividida en 25 secciones distintas, contiene tres ejes principales que conforman la columna vertebral del Festival, dividida geográficamente por producciones de Colombia, Iberoamérica y el resto del mundo.
Una de las nuevas y más llamativas es 'La deriva cósmica', con una muestra de cinco piezas documentales que ponen en escena cuestionamientos acerca de cómo los seres humanos nos estamos relacionando actualmente con la naturaleza.
Uno de los curadores del evento, el crítico de cine Manuel Kalmanovitz, menciona el concepto 'antropoceno' para explicar la curaduría de esta sección. 'Una gran transformación está viviendo el planeta gracias a la actividad humana', por ello quieren desde la cinematografía 'pensar si hay otras formas de relacionarse con la naturaleza que sean más conscientes de su fragilidad y para que no se destruya'.
Este año, el festival busca darle un especial enfoque a las tradiciones ancestrales, culturas indígenas y visiones mitológicas de la realidad, como una forma de pensar el mundo que vivimos y al que afectamos constantemente.
En 'Ficciones de aquí, de allá y de acullá' traen una muestra de cine local, del continente y fuera de este. Producciones como La frontera, ópera prima del director Barranquillero David David, Los sonámbulos (Argentina) y Fukuoka (Corea del sur) componen esta sección.
De la 'Muestra de Cine Indígena' hace parte la producción el Buen vivir, producida y dirigida por 9 colectivos indígenas, nominada al India Catalina en la categoría de Mejor Producción de inclusión social. Apropósito de dicha realización, el Festival tiene programado el Encuentro Afro-indígena con realizadores afrocolombianos e indígenas quienes hablarán de los retos a los que se enfrentan en sus trabajos audiovisuales.
Otras de las secciones son 'Hace calor', que contiene trabajos que abordan el Caribe colombiano y americano, y 'Omnívora', con una selección de títulos difíciles de clasificar.
Además, están De Indias, Caliwood, Tierra adentro, Proyecciones especiales, entre otras, que pueden consultarse en la página web del evento, en el que también habrá un tributo al director estadounidense Roger Corman.
La apertura del Festival será doble: en el tradicional Teatro Adolfo Mejía, con el estreno en Colombia de la nueva película de Ciro Guerra, Esperando a los bárbaros, protagonizada por Jonny Depp y Mark Rylance, a las 7:00 p.m.. El otro escenario es el barrio Bendición de Dios, donde al aire libre los espectadores podrán ver, en el marco del programa Cine a los barrios, el estreno inaugural de Ángel de mi vida, de Yuldor Rodríguez, a las 6:30 p.m.
Alrededor de 200 películas de todos los continentes se presentarán en el transcurso del evento, en escenarios como el Adolfo Mejía, C.C. Caribe Plaza, C.C Castella, Centro de Convenciones, Universidades y diversos barrios y corregimientos de Cartagena y del municipio de Bolívar.
El Ficci habilitó acreditaciones digitales para evitar el gasto de papel, y ha propuesto a sus visitantes asistir con termos de agua y llenarlos en los dispensadores aportados por el evento con el fin de reducir el uso de plástico.
‘La frontera’. Esta película colombiana narra la historia de Diana Ipuna, joven indígena en estado de embarazo que vive en compañía de su marido y su hermano. Un día queda sola y debe enfrentarse a diversas adversidades que le obligan a luchar por su hijo y expandir la visión que tiene de su entorno.
'La historia quedó anclada en la frontera guajira de Colombia y Venezuela, y le sucede a una joven wayuu, porque paradójicamente, ellos como comunidad no tienen fronteras. Soy barranquillero, de padres guajiros, y esta historia se nutre del César, el Atlántico y Magdalena', explica David David, director de la producción que tendrá mañana a las 4:00 p.m. una proyección especial con audio descripción y lenguaje de señas en el Centro Comercial La Castellana.
David tiene maestrías en Escrituras Creativas en la Universidad Nacional y en Dirección y Montaje Cinematográfico en Barcelona.