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En el siglo IX surgió en el Lejano Oriente una compilación de narraciones medievales de cuentos tradicionales que llevaba por titulo Las mil y una noches, un texto que se convirtió en un apetecido de la literatura universal en el transcurso del Siglo XVIII.

Entre los relatos que allí se plasmaban se encuentran conocidas historias como Alí Babá y los cuarenta ladrones, Simbad el marino y Aladino y la lámpara maravillosa. Este último narra la historia de un joven que encuentra la posibilidad de cumplir sus deseos a través de los servicios de un Genio, historia que sirvió de inspiración para el clásico de Disney Aladdín.

En 1992, año en que se estrenó el filme, se marcó un hito en la forma en que Disney narraba sus historias de príncipes y princesas. Aladdín se convirtió en la primera película con princesas de la compañía de entretenimiento que tenía un hombre cómo protagonista y una princesa de piel oscura.

Un arriesgado paso en ese momento que resultó en un rotundo éxito. No está claro si lo que encantó a la audiencia fueron sus inesperados protagonistas, la icónica interpretación de Robin Williams como el Genio, o la divertida banda sonora que se enganchó en la memoria de la gente, pero las cifras en taquilla rompieron records y su versión en VHS tuvo el récord de 25 millones en ventas por dos años, hasta que fue destronada por El Rey León.

Este año, Disney se arriesga nuevamente al lanzar una adaptación de esta historia en la vida real, trayendo de vuelta a queridos personajes en una filmación que estuvo envuelta de hechos curiosos, de la mima forma que lo estuvo su antecesora.