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En esta edición del Festival Vallenato, Casa de Encuentro abre sus puertas con una experiencia alternativa para disfrutar del arte con todos los sentidos. Mientras el acordeón suena, se alzan también las voces del color, la textura y la memoria, del 1 al 3 de mayo en el Callejón San Juan de Córdoba. Tres pinceles del Caribe —Magola Moreno, Nelson Álvarez y José Luis “Turri” Molina— trazan un compás distinto: no para contradecir, sino para ampliar la partitura en la exposición ‘Tres acordes’.

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‘Tres acordes’ es una exposición íntima y especial: los artistas comparten bocetos y formatos inusuales de sus obras, a precios que no volverán a repetirse. Se trata de abrir el proceso creativo, de mostrar los trazos vivos del arte que nace del Caribe. Una oportunidad única para acercarse y hacerse a piezas con gran valor dentro del arte contemporáneo colombiano.

La inauguración será este 1° de mayo, a las 11:00 a.m. con una ‘Coffee Party’ con una selección especial de Café Don Paco, de la Sierra Nevada de Santa Marta y bocados de cocina local saludable.

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Los artistas compartirán detalles de su trabajo creativo en una charla en el formato AMAlimenta, Diálogos alrededor de la mesa, con la periodista Carolina Ethel, quien en el catálogo de la muestra destaca que “reunir estas obras durante el Festival no es un gesto accesorio, sino un acto deliberado: afirmar que el arte también celebra, también narra, también resiste. Que la mirada crítica y poética del Caribe se despliega no solo en sus músicas y danzas, sino también en la potencia visual de quienes lo habitan y lo imaginan. En el cruce entre lo popular y lo plástico, esta exposición ofrece una lectura plural del paisaje cultural vallenato. Una forma distinta —aunque no disonante— de afinar los sentidos”.

Entre parranda y parranda, pásate por el Callejón San Juan de Córdoba. Allí también suenan otras melodías. Una invitación a ver el Caribe desde otras claves. A detenerse, mirar y sentir.

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Los artistas

Surgida del corazón vibrante de Barranquilla y asentada en las montañas de Pueblo Bello, Magola Moreno concibe la pintura como un acto de exploración vital.

Su obra habita un espacio liminar donde la memoria caribeña, la teatralidad y la reflexión existencial conviven. Más que narrar historias, sus cuadros evocan atmósferas —enigmáticas, íntimas y desasosegantes— que dialogan con la complejidad del ser. Con una voz que rehúye las convenciones, Moreno construye mundos visuales que reflejan la naturaleza múltiple y cambiante de la identidad.

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Arraigado en los paisajes ancestrales de Pueblo Bello, Cesar, y heredero de una familia arhuaca, Nelson Álvarez pinta desde un lugar donde la memoria, el espíritu y el territorio se entrelazan.

Su obra, autodidacta y en constante evolución, recurre a materiales orgánicos como el yute y telas naturales, creando piezas que laten con la vitalidad de la tierra.

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En cada trazo, Álvarez rinde homenaje a las manos que tejen, a la naturaleza que cobija y a las tradiciones que resisten, ofreciendo un himno visual a la resiliencia cultural y al vínculo íntimo entre el ser humano y la naturaleza.

En las pinturas de José Luis “Turri” Molina los cañaguates florecen eternamente y las escenas cotidianas se abren como portales a verdades más profundas. Nacido en San Diego y moldeado por la vastedad del paisaje de Valledupar, Molina, egresado en Artes Plásticas de la Universidad del Atlántico, combina gestos expresionistas y guiños surrealistas que condensan la experiencia vivida.

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Su obra convierte el acto de pintar en una forma de revelación, de encontrar en lo cotidiano una huella luminosa de la condición humana. Sus lienzos invitan a mirar más allá de la superficie, a recorrer caminos iluminados por el color, la memoria y la metáfora.