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Rosas, caimanes, clavos, manos de hombre, aves, alas, rostros de mujeres contemplativas, ninguna igual a otra. Una fauna de elementos se conjugan en ‘Volare’, la exposición creada por los artistas Joaquín Botero y Carla Celia que ahora anida en la Galería de la Aduana, después de pasar por una muestra virtual que lideró el Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo de Santa Marta.

‘Volare’, como lo dice el clásico italiano Nel blu dipinto di blu, inmortalizado por Doménico Modugno, 'es un canto a la libertad, una exaltación a ese ser humano que se libera de cadenas y que vuelve a su esencia'. Eso representan las 18 piezas que componen esta muestra entre cuadros y esculturas.

Tres de ellas son el 'Origen', de ahí vuelan hacia el resto de obras, como lo describe Botero. 'Una mujer con una mano masculina que la acompaña y un clavo que refleja ese sentimiento honesto y decidido del hombre que se compromete y se va con esa mujer, símbolo de su amor o de su amistad en pos de un sueño, por eso dos esculturas llevan clavos, y la tercera tiene saliendo de la mano y del pecho de ella el ave que vuela y llega a las demás obras'.

Así, Botero y Celia crean un binomio creativo, algo bastante inusual en la historia del arte, como Barranquilla, la ciudad donde se conocieron y en la que han forjado una relación sentimental y artística precedida por dos colecciones previas: ‘En-caja-2’ y ‘Deidades y Leyendas’. En ‘Volare’, que contó con la curaduría de Gustavo García, la directora de Carnaval de Barranquilla y arquitecta intervino con color las esculturas de rostros de mujeres hechas por su pareja.

Para el escultor antioqueño, 'hincha de Junior mientras no juegue contra Nacional', en el trabajo artístico conjunto debe 'haber mucho acuerdo entre los dos artistas que se tienen que complementar en todo, pero principalmente en el concepto', en este caso las alas, la canción italiana 'y la exaltación al ser humano y a la mujer a sentirse libres'.

'Es más fácil prestar un carro, un caballo, que entregar una obra de uno para que otra persona le ponga la mano, pero en Carla mi confianza es total. En una obra de arte está la suma de todo lo que es uno, nosotros los artistas no somos seres fragmentados, todo el conocimiento nuestro es uno. Entonces aquí hay dos orígenes que se dan al mismo tiempo, que es la pintura de Carla con ‘Animamundi’ (los cuadros) y mis esculturas. Estas dos disciplinas son las que se funden, esto le da origen a todo y explica el colorido que ellas manejan, toda esa riqueza cromática que tienen', describe Botero.