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'Nací en Tubará en el barrio La Loma un veintiséis de diciembre del año cuarenta y siete. Soy hija de Ángel María Rolong Santiago y Eva Vargas Algarín, y soy la última de los doce hijos que tuvieron mis padres', comenta Eva Rolong, sentada en la terraza de su casa mientras el viento se cuela entre los árboles que emergen alrededor de su parcela.

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Su voz pausada, pero firme, le hace honor al conocimiento ancestral que posee tras vivir en el campo desde el día en que nació.

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Eva cuenta con canas y pecas en su rostro, el mismo que aún conserva secuelas de una parálisis facial que sufrió hace más de tres décadas por un cambio brusco de clima.

A partir de los siete años, según afirma, comenzó un liderazgo en su comunidad viendo el vivo ejemplo de su padre. Desde entonces, su vida se enmarcó en defender los derechos de los campesinos locales. Sin embargo, tuvo que pagar un alto precio: fue amenazada y no lo quedó de otra que irse a vivir a Baranoa.

'Yo heredé el liderazgo de mi padre. Fui creciendo y estudiaba, pero también hacía actividades comunitarias, ya me puse vieja y no se me ha quitado esa costumbre de liderar, aunque ya no ando en muchas actividades porque la edad lo termina dominando a uno', expresa Eva.

La vida corre, Eva observa

Tiempo después decidió regresar en compañía de su familia a Galapa, uno de los municipios que la vio crecer y ejercer su rol de líder en distintas actividades comunitarias.

La parcela en la que reside se encuentra ubicada en el corregimiento de Paluato, Galapa, exactamente en el kilómetro tres de la vía. En las afueras se encuentra una choza de paja cuya figura se asemeja a un paraguas gigante adornado por trinitarias anaranjadas que sobresalen en el verde del jardín por su llamativo color.

En este acogedor lugar, Eva vive tranquila viendo cómo la vida de los demás transcurre de una manera veloz, mientras ella se toma un café, le da comida a sus mascotas y riega los árboles, entre otros quehaceres.

Entre las innumerables plantas que tiene Eva en su parcela, un vivero medicinal se asoma a escasos metros de la puerta principal, en este, se encuentra orégano, cola de caballo, cidrón y otras de la misma categoría. Además, tiene árboles frutales de guayaba, mango, naranja, limón y aguacate, que convierten al lugar en un paraíso natural.

Trasmitir un rico legado

A sus 75 años, aquel liderazgo del que se enorgullece, continúa dándole sentido a su vida.

Eva Rolong decidió emprender en compañía de un par de mujeres de la comunidad con productos ancestrales como el café a partir del maíz cuba y la mermelada de flor de jamaica.

Lo que menos pretende con dicha iniciativa es lucrarse. Si bien necesita dinero para cubrir sus necesidades, a Eva la motivan las ansias de convertirse en una guardiana de su cultura que trasmite conocimientos adquiridos durante su vida a nuevas generaciones

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'Quiero que jóvenes y adultos aprendan este emprendimiento que estamos haciendo, sean o no de mi familia. Lo único que pretendo con esto es que no se pierda esta tradición que nos representa a nosotros' afirma.

Eva confiesa que su maestra por excelencia fue su madre, una señora de campo que ante la adversidad, supo sostener en compañía de su pareja, una docena de retoños de aquel amor de olor a campo.

'Esto yo lo aprendí más que todo de mi mamá, ella nos preparaba todo esto a nosotros. Ahí fui aprendiendo, viendo lo que ella hacía, también aprendí con ella a tejer. Nosotros nos criamos con el café que nos hacía, nunca compramos el café de tienda'.

La líder campesina busca preservar contra viento y marea y sostiene que no puede permitir que aquellas costumbres y tradiciones se acaben.

Lanys Tous es una barranquillera radicada hace cinco años en el corregimiento de Paluato. Tuvo la fortuna de conocer a Eva desde entonces y hoy la acompaña aprendiendo y aportando sus conocimientos en este camino culinario.

'Trabajar con la señora Eva es muy bonito. Ella es una mujer valiente, se le mide a todo. Sus conocimientos son ancestrales y no deben perderse. En mi caso, yo tengo conocimientos adquiridos por mi abuela y ambas nos complementamos'.

El duro camino de soñar

La variedad de productos que buscan ofrecerle a la comunidad poco a poco se abre cancha. A su parcela llegan niños, jóvenes y adultos en busca de una bolsa de café a base de maíz, de un vaso de mermelada o de un trozo de enyucado.

'Ahora mismo tenemos enyucados, caramelo de chocolate, café a base de maíz y mermeladas de gaviche, de maracucyá, de flor de jamaica, entre otras frutas. También hago la colada, que no es la chicha de yuca que muchos conocen'.

Los recursos para continuar soñando despierta con su legado no dan abasto, Eva busca volar con sus ideas, pero se siente amarrada ante la posibilidad por no tener los medios suficientes. Aun así, ha contado con personas de buena fe en su camino que le han extendido la mano. Sin embargo, Eva continua recibiendo apoyo de transeúntes, clientes, vecinos, o incluso desconocidos que ven en ella una esperanza de cambio y de conservación.

Café a base de maíz

Decir que Eva hace café a partir de maíz cuba puede resultar por un momento extraño. Decenas de años atrás en estas comunidades, prácticas culinarias como estas eran el pan de cada día.

La campesina es una experta en los diferentes tipos de maíz que se cultivan en la zona. Con su voz serena, comienza a explicar el procedimiento de dicho café que elaborado por sus manos, parece de otro mundo.

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'Es fácil, el café es a base del maíz cuba, porque si lo hacemos con maíz cariaco se desmorona todo y no queremos eso. El maíz se tuesta hasta quedar negrito, pero hay que tener cuidado en que no se pase del punto, esa es la clave. Luego se muele, y de ahí tenemos el café'.

Eva se enorgullece de que su café ya ha viajado a distintos rincones del país, incluso han llegado hasta la península ibérica. Cada vez que tiene este tipo de situaciones, se alegra porque dice que a pesar que quienes consumen el café no la logran conocer, sí son testigos de la labor de sus manos.

Esta nueva aventura apenas inicia para Eva Rolong, no sabe lo que le depare el destino, pero de algo sí está segura y es que hará todo lo que esté a su alcance para asegurarse de que continúe el legado de todos los conocimientos que atesora.