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La potencia narrativa de las décimas. Sonidos de cumbia, chandé, son de pajarito y porro negro. Grupos folklóricos ancestrales como Diablos Arlequines de Sabanalarga, Selva Africana de Galapa, Negros Kangarú de Baranoa y Burros Corcoveones de Pital de Megua. La lista de las manifestaciones culturales del Atlántico es larga, rica en historias, es alegría desbordante.

Con La Noche del Río que se transmitió en vivo este domingo, se cerró el capítulo de la Ruta de la Tradición, iniciativa de la Gobernación del Atlántico y la Secretaría de Cultura y Patrimonio que convocó desde la digitalidad a más de 600 mil carnavaleros. Así lo informó Diana Acosta, cabeza de esa dependencia.

En total fueron 10 eventos que se desarrollaron entre el 20 de enero y el 14 de febrero que se transmitieron para el departamento, Colombia y el mundo.

Entre músicos, bailadores, hacedores, presentadores, productores, realizadores audiovisuales, sonidistas, diseñadores, interioristas, vestuaristas, artesanos y logísticos fue posible que cada uno de los eventos, todos icónicos del Carnaval del Atlántico, llegaran a las casas de miles de personas como un bálsamo para sobrellevar estos días de encierro por culpa de la pandemia.

Como lo cuenta la secretaria Acosta, fueron fundamentales todas las medidas de bioseguridad que se tomaron para proteger la salud y la vida de todos los participantes que se acercaron al Cubo de Cristal, en la Plaza de la Paz, lugar desde donde se hicieron todas las transmisiones.

Señala la funcionaria que dentro de las medidas ejecutadas se hicieron varias pruebas de covid-19, las primeras con el laboratorio de salud pública, controles de todo tipo como el uso de tapabocas, limpieza constante de los micrófonos, luces ultravioleta, amonio para limpiar el cubo de cristal, alcohol, distanciamiento de las mesas donde comía el personal técnico e invitados y acondicionamiento de los espacios de la Casa Catinchi y la Plaza de la Paz, sitios que también fueron usados por la producción.

Al final, todas estas medidas junto al esfuerzo y entrega de los hacedores permitió que todo llegara a buen término. Así lo expresó la hacedora Luz Elena Guette, líder del Congo Campesino de Galapa, quien hizo parte de las transmisiones.

'Ha sido una experiencia maravillosa porque sentimos que nuestro folclor fue visto por miles de personas en el mundo. Esta pandemia nos ha hecho ver el Carnaval de una manera distinta, más allá del goce y el desorden. Nos ha hecho defensores de nuestro patrimonio y aprendimos a valorar a nuestras danzas'.