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George Sand, George Eliot y Actor Bell. Ellos nunca existieron. Todos fueron hombres inventados por escritoras que se vieron obligadas a usar seudónimosmasculinos para que sus obras fueran tomadas en serio.

Detrás de esas firmas estaban Amantine Dupin (Indiana, 1832), Mary Ann Evans (Middlemarch: un estudio de la vida de provincia, 1872) y Anne Brontë (La inquilina de Wildfell Hall, 1848). Ni siquiera pudo salvarse Joanne Rowling (Cormoran Strike 2013- 2018), que escribió bajo los seudónimos de J. K. Rowling​ y Robert Galbraith por sugerencia de su editorial y para escapar de las presiones y expectativas.

Por mucho tiempo la producción literaria de escritoras fue mutilada y omitida. Por mucho sus nombres pasaron desapercibido, algo que, por la fuerza de su voz y de sus luchas, ha cambiado (o empezado a cambiar) en estos años.

Este año las clásicas listas de mejores libros de medios como The New York Times o El País de España enfocan su mirada en la solidez de las obras de destacadas escritoras. Esta selección no pretende venderse como un 'listado de mejores', pero sí de nueve libros imperdibles de escritoras en este 2019.