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El arte se convirtió desde el lunes en voz de alerta ante la gravedad del asesinato de líderes sociales colombianos con 'el poema fúnebre' Quebrantos, que Doris Salcedo escenificó en la Plaza de Bolívar de Bogotá y que busca eludir el olvido de quienes han sido víctimas de la violencia reciclada del conflicto armado.

La obra que busca ser una cura contra el olvido de los defensores de derechos humanos en el país estuvo compuesta por miles de vidrios fragmentados que dibujaron 175 nombres de algunos de los líderes asesinados tras la firma de la Paz.

Quebrantos es una propuesta de la escultora colombiana Doris Salcedo, que en compañía de la curadora de la intervención, María Belén Sáez, así como el presidente de la Comisión de la Verdad, el sacerdote jesuita Francisco de Roux, rinde un homenaje a todos aquellos que fueron asesinados por defender sus comunidades, sus territorios u oponerse a las actividades de grupos armados.

'Yo creo que nosotros tenemos que pensar que el posconflicto lo estamos haciendo aún en la guerra, pero esa guerra tenemos que concientizarnos que hay que pararla. Entonces las personas que han sido asesinadas, las asesinaron una vez, pero si nosotros los olvidamos los vamos a asesinar dos veces', mencionó Salcedo a periodistas.

La obra contó con la colaboración de 135 líderes sociales de distintas regiones del país que fueron los encargados de romper el vidrio que formaba las letras de sus compañeros.

Todos ellos estuvieron ayudados por cerca de 1.000 voluntarios que fueron su apoyo físico y simbólico en la fractura del cristal.

'Esta inmensidad de la Plaza apenas alcanza a recoger a un pequeño número simbólico de esos líderes asesinados, que cada día siguen muriendo (...) esto es como una metáfora de lo que tiene que hacer Colombia: acompañarlos, rodearlos, mirarlos, reconocerlos, verlos, porque están invisibles y porque nuestra memoria los borra', dijo Sáez.

Entre enero de 2016 y febrero de este año han sido asesinados 462 líderes sociales y defensores de derechos humanos en Colombia, según la Defensoría del Pueblo.

De acuerdo con el último informe de la ONG Programa Somos Defensores, divulgado en abril pasado, 2018 fue uno de los más sangrientos para los defensores de derechos humanos en Colombia porque fueron asesinados 155 de ellos, lo que supone un 46,2 % más que los 106 documentados en 2017.

El asesinato de líderes sociales es especialmente notable en los departamentos más convulsos del país en los que hacen presencia las disidencias de las Farc, el Ejército de Liberación Nacional (Eln) y un reducto del Ejército Popular de Liberación (Epl), considerado por el Gobierno como una banda narcotraficante.

'En esta obra, nosotros mismos contribuimos a la fragmentación. Al romper los vidrios rompemos la fragilidad de nuestro contexto humano en una sociedad y mostramos todo lo que perdemos al ver asesinar a los líderes que justamente luchaban por la vida', señaló De Roux.