'Yo nací con un lápiz en la mano', responde Rosario Heins al ser preguntada por cómo empezó su pasión por el arte, a la que ha dedicado toda su vida.
Entre risas recuerda que perdió segundo en el colegio María Auxiliadora 'por estar pintando', siempre era la encargada de pintar los tableros y hacer las carteleras. Recuerda que sus cuadernos de geografía 'eran lo más divinos' por los mapas. Siempre supo qué era lo que quería ser: artista. Y así fue.
En sus obras el color atrapa. Siempre debe haber luz, es importante. Dedica entre 7 y 8 horas diarias a su trabajo, en Francia, donde vive hace 15 años con su familia y se nacionalizó. Cada año, dice, el Caribe, que es su esencia, la llama y vuelve a Barranquilla.