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El 22 de noviembre es un día que duele pero que se olvida. Ese día, en el año 2000, un grupo de paramilitares ensangrentó a un pequeño pueblo de palafitos incrustados en la Ciénaga Grande de Santa Marta, una masacre perpetrada por órdenes de Rodrigo Tovar, alias Jorge 40, que le arrebató la vida a 37 pescadores. 

Al menos esa es la cifra de víctimas oficialmente reconocidas. El resto se perdieron como peces en la profundidad de ese espejo de agua que sostiene a Nueva Venecia.

La Memoria de los Peces es un proyecto trasmedia que busca reconciliarse con la memoria y evitar el olvido y la victimización de ese hecho atroz, cuyas heridas no han cerrado después de 18 años. 

'Aquí se cuenta la historia de Aníbal, un viejo enfermo que regresa a su pueblo después de esta masacre. Es un encuentro con el pasado y con el dolor de esas memorias, una historia sobre la resiliencia de Nueva Venecia y una invitación a no olvidar', cuenta por Christian Mejía, barranquillero de crianza (nació en Ocaña)que dirigió y co-escribió la pieza audiovisual.  

El proyecto incluye, además de uno de los primeros cortometrajes de ficción sobre este pueblo, una serie web documental, una experiencia en realidad virtual y un libro/exposición fotográfica, entre otros contenidos en proceso de crowdfunding. 

'La Memoria de los Peces es un juego de palabras, teniendo en cuenta la frase que dice que los peces no tienen memoria. En este cortometraje se hace una alegoría a las consecuencias de la violencia y a la capacidad de transformarse', expresa Mejía, también director de Contigo, producción rodada en Barranquilla y que hizo parte del Festival de Cine de Cannes 2012. Entre sus trabajos están los cortometrajes Antónimos, La despedida y Optofobia, que lograron reconocimientos a nivel nacional.

El rodaje

El corto fue rodado en enero de este año, durante cinco días intensos en los que el equipo de trabajo debió sortear y sacar provecho de la naturaleza propia del lugar.

Por eso, en La Memoria de los Peces los actores son los mismos habitantes del pueblo y la producción evitó utilizar cualquier elemento que no perteneciera a este: desde la luz hasta la ropa son de Nueva Venecia.

'Detente un momento. Respira. Piensa cuál es la razón por la que estás aquí. Alimenta tu trabajo de esa respuesta y bríndalo ¡a la memoria de los peces!'.