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En un trabajo conjunto entre la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano y Señal Memoria de RTVC fue digitalizada la película Amores ilícitos, escrita y dirigida por Heriberto Fiorillo en 1995, a partir de una idea original de Gabriel García Márquez.

La cinta, producida en formato cinematográfico para televisión, hace parte de la trilogía Amores y delitos, y tiene una duración de una hora. Esta historia fue llevada a la pantalla chica en una producción en la que participaron los actores Róbinson Díaz, Magaly Caicedo, Cristóbal Errázuris, Enrique Carriazo, Óscar Borda, Luis Fernando Montoya, Cristina Lilley y Santiago García, entre otros.

El telefilme de 16 milímetros fue recuperado en Nueva York en 2006, y con la gestión de las dos instituciones se podrá ver en una versión en digital, tal como fue transmitida en los años 90.

El relanzamiento se hizo en Bogotá, Barichara (locación donde se rodó la cinta), y finalmente en Barranquilla, en un evento que se realizó ayer en la Cinemateca del Caribe sede Boston, que contó con la presencia de los amigos cercanos de Heriberto Fiorillo, autoridades locales, Alexandra Falla, directora de la Fundación Patrimonio Fílmico, y Tatiana Duplat, directora de Señal Memoria de RTVC.

Durante el acto, el director de la película manifestó , 'Amores ilícitos fue un importante ejercicio para mí porque con ella comprobé que, en el lenguaje interior del cine, la cámara es el público, cuya atención puede mover y conmover a voluntad el narrador'.

Sinopsis

La película transcurre en 1784 en Santa Fe de Antioquia. Narra la relación amorosa entre Felipa, una esclava negra, y Alejandro, el hijo de una de las familias más importantes de la ciudad, que es reprobada por la sociedad, la moral cristiana y una ley que prohibía el cruce de razas. La pareja es separada por orden de las autoridades, y mientras a Felipa tratan de asesinarla, a Alejandro intentan casarlo con una joven de sociedad.

Sobre el rodaje

Fiorillo aprovechó para recordar los retos que enfrentaron al momento de grabar el telefilme. Uno de ellos fue que para una escena necesitaban que unos perros sabuesos hicieran la búsqueda de la pareja que estaba prófuga, pero en la producción no fue posible conseguir a los animales. Para sortear el inconveniente pusieron a canes normales y colgaron unas salchichas en unas cañas de pescar para que ellos las persiguieran, lo cual funcionó a la perfección. 'Ustedes la ven y creen que son sabuesos', confesó Fiorillo.

Además, el director expresó que aunque esta fue su última participación en el mundo cinematográfico, 'para mí La Cueva es mi última película', al ser un lugar que, a partir de una idea que solo estaba en su imaginación a manera de homenaje al Grupo de Barranquilla, se convirtió en una realidad que guarda en cada uno de sus rincones detalles mágicos que encierran la historia de un momento importante para la ciudad.