Los vestidos palestinos tradicionales contaban con una gramática propia que podía ser leída dentro de las distintas regiones que componían el territorio. Estos bordados han tenido dos momentos en la historia divididos entre antes y después de 1948.
El instituto de Cultura Árabe de Colombia, fundación sin ánimo de lucro que busca promover el conocimiento y estudio del mundo árabe mediante el arte, la cultura y la academia, creó la exposición ‘Hilos que hablan’, en la que muestran el rol del bordado en la identidad nacional palestina. La muestra se exhibirá durante un mes en el Museo Mapuka de la Universidad del Norte.
Odette Yidi, directora ejecutiva de la fundación contó que la exposición fue pensada para que fuese itinerante. Incluso ya fue exhibida en Cartagena y en Barranquilla, pero solo durante un día.
'Esta vez en el museo Mapuka el montaje será más complejo y durará un mes. La idea es que tenga dos partes, la primera es la colección base con la que hemos hecho la exhibición en otras partes y la otra está dedicada a la migración', explicó.
Desde la fundación se lideró una campaña para que la comunidad palestina enviara piezas bordadas que le hayan pertenecido a sus padres, abuelos o bisabuelos. Lo que buscan con esto es que la historia de la migración se cuente de una manera distinta y novedosa en la que estas piezas tradicionales sean el elemento principal. 'La exposición busca rescatar y reconstruir parte de esa historia y legado material palestino y parte de la memoria histórica de la migración'.
Importancia del bordado
'En Palestina tienen un significado muy especial. Aquí resaltan por su riqueza textil, por los diseños, los motivos, los colores y sobretodo el significado que tenía cada vestido, cada motivo y cada color: todo tenía un sentido', expresó Yidi.
Existieron dos momentos en los bordados palestinos divididos en antes y después de 1948, que fue el año en que se creó el Estado de Israel.
Antes del 48 los vestidos tradicionales eran utilizados únicamente por las comunidades campesinas o las regiones desérticas, ya que en la urbe primaban piezas de influencia extranjera. 'Los vestidos como tal tenían una gramática. Las mujeres de diferentes pueblos podían leer y entenderla. Eran muy regionalistas, cada ciudad y sus aldeas cercanas o su región tenían unos motivos o colores tradicionalmente propios que eran conservados de generación en generación'.
Los vestidos entonces no solo ayudaban a identificar la procedencia de la mujer que lo utilizaba, sino su estatus social, si tenía o no hijos e incluso si quería tenerlos, entre otros detalles sobre su vida personal.
Después del 48, la población se fragmentó. Por ello hubo un periodo en el que el bordado se mantuvo estático. Esta tradición se retoma gracias a las iniciativas de organizaciones de mujeres que se crean en los campos y que buscan no solo preservar el legado del pueblo palestino, sino generar fuentes de ingresos económicos.
'Los bordados pasan de ser una convención rural a algo que todos los palestinos quieren en el mundo', manifestó Yidi, quien además resaltó la labor de estas organizaciones para la preservación del legado.