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Sinfonía en rojo es una obra concebida con la técnica acrílico sobre lienzo en gran formato, es una nova sonora.

Esta creación ha sido seleccionada como el afiche oficial del Festival Barranquijazz 2015. Hablamos con su autor, Hugo Sandoval, un artista barranquillero radicado en Nueva York, Estados Unidos, desde los años ochenta. Es un artista visual que se define, según sus palabras, 'originario de la antigüedad, pero con ideas del futuro'.

Nos atendió en la calidez de su casa en Barranquilla, adonde regresó a recargarse, y esto fue lo que nos dijo de su sinfonía pictórica.

P ¿Cómo pinta música en sus cuadros?

R La música ha estado dentro de mí desde mi infancia, he tenido la ventaja de que mi padre, Manuel Salvador Sandoval, fue guitarrista y le gustaba interpretar música del Trío Matamoros. Cuando logré entrar al mundo del arte y fui madurando, comencé a pintar instrumentos musicales; de la guitarra me gusta su estética, la pinto muchas veces, lo hago para recordar esos tiempos en familia. Cuando escucho canciones de Los Matamoros por las emisoras locales me acuerdo mucho del Viejo y se me aguan los ojos. Nunca mi padre pudo ver cómo pinto las guitarras, pero quizás allá arriba esté viendo.

P Entonces, ¿‘Sinfonía en rojo’ es un homenaje a ese instante de vida con su padre y su familia?

R. Sí. El rojo que uso en la obra es, para mí, amor y pasión; la guitarra es una mujer estirada, es una sinfonía hecha para ella, es una oda. Siempre en mis guitarras pongo las notas musicales con crípticos indigenistas para tener una relación con mi obra base, yo pinto lo ancestral y antiguas civilizaciones.

P Hablemos de la medida volumétrica y cromática de la obra...

R Cuando realizo una obra me gusta trabajar con colores calientes y fuertes que pasen a fríos. En la obra utilizo el rojo, que se difumina a colores tierra, y el planeta que ingresa en la parte superior es lo caliente. El acrílico me permite ese juego de temperaturas de los tonos en los colores sólidos y fuertes; es difícil poder expresar un sentimiento interno, pero cuando estoy plasmando los colores no estoy contento hasta que sienta un balance en mi vista. Busco el equilibrio en el peso para que la obra no se me caiga, me gusta el contraste de los tonos, sobre todo cuando uso la figura. En lo abstracto puro, los tonos se difuminan y evolucionan los colores. Entonces, busco que la guitarra no se me quede sola en el aire, que se integre con el universo del lienzo. Cuando pinté el trazo del teclado de piano, lo defino como lo importante en esta obra, porque es la vibración musical que intento expresar en revoluciones y en las ondas de emanación de sonidos para que sean escuchadas y recibidas

en el universo.

P ¿Cómo es el proceso entre la gestación de la obra y la selección oficial en Barranquijazz?

R Tengo en mi carrera como 25 obras de jazz. La galería Barbara Sanders, a comienzos del 2015, me pidió cinco obras para ser exhibidas en New Orleans Jazz y Nashville Jazz Festival. Se fueron cuatro obras: Mi guitarra y yo, Sinfonía en rojo, Nota azul y Guitarra de rock. Hice Sinfonía en rojo para mandarla a Barranquijazz, un festival que tiene reconocimiento internacional. La obra la concebí a mediados del año, especialmente para ver si era aceptada, y fue seleccionada oficialmente.

Los universos plasmados en el cuadro representan el traspaso de fronteras que ha llevado a Barranquijazz al mundo. Los colores fuertes se deben a que yo soy caribe, eso es lo que hago en la pintura, y le di ese color al cuadro con los matices de la mujer costeña: que son

amor y pasión.

P Mientras creaba ‘Sinfonía en rojo’, ¿se acompañó de la música o el silencio?

R. Me acompañó la música clásica, la Quinta Sinfonía de Beethoven. Siempre busco un espacio tranquilo en mi estudio, me encantan mucho los solos de piano de la Sinfónica de Nueva York. Las notas de piano me llevan a una profunda concentración para todas las obras que realizo, me transportan.

Así concluyó esta entrevista pintada por notas y solfeos. Nos tenemos que ir. Hasta una pronta sonoridad.