Se trataba de un destino ubicado a unos 17 mil kilómetros de su natal Lorica, subregión del Bajo Sinú cordobés, aunque se podría tratar de un itinerario inquietante, era normal que el médico cirujano Edwin Arrieta Arteaga, de 44 años, viajara con frecuencia a diferentes ciudades alrededor del mundo.
Sellos de Grecia, Roma, entre otras metrópolis del primer mundo, se podían apreciar estampados en las hojas del pasaporte de este reconocido profesional de la salud, como una muestra indeleble de lo que más le generaba placer, viajar.
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En esta ocasión se trataba de Tailandia, una paradisíaca isla en el continente asiático hasta donde llegaría a pasar al menos tres días, partiendo desde Chile, país en el que previamente había estado atendiendo a algunos pacientes.
El viaje duró unas 22 horas, pero eso no fue impedimento para que Edwin hiciera la llamada que religiosamente destinaba para hablar con sus padres y su hermana Darling Arrieta, por eso en una de las escalas, aprovechó para comunicarse con sus seres queridos.
En esa, una de las últimas llamadas, Edwin habló de lo extenso que había sido el recorrido, pero también aprovechó para contar detalles sobre algunas prendas de vestir que había podido observar y que de regreso pensaba comprar para su sobrina. También pensaba adquirir modernos equipos para su labor como cirujano.
Pasados los minutos de ese 1 de agosto, Edwin siguió su recorrido hacia su destino al que arribó el miércoles 2 de agosto y se hospedó en un hotel en la pequeña isla de Koh Phagan, en Tailandia, un país turístico, ubicado en el continente asiático con una diferencia horaria de 12 horas con Colombia, por lo que mientras la familia Arteaga Arrieta dormía en la madrugada de ese día, el médico hacía los primeros recorridos por la isla, junto al chef español Daniel Sancho Bronchalo, de 29 años, con quien sostenía una aparente relación, y quien había llegado desde el 31 de julio para celebrar la fiesta de la luna llena, que atrae cada año a muchos turistas y que es conocida por sus excesos en el consumo de alcohol y drogas.
Aunque llegaron en días separados, se presume que el colombiano había pagado la totalidad del suntuoso viaje para ambos; e incluso era auspiciador del chef en varios de los proyectos que este aparentemente había comenzado a invertir.
El recuento de las autoridades indica que el miércoles 2 de agosto, el español y el colombiano comieron en un restaurante de la zona y recorrieron parte de la isla en la moto alquilada por Sancho, posteriormente la pareja regresó al hotel y a partir de ahí no se volvió a saber más sobre el cordobés, solo hasta que las partes del cuerpo cercenado comenzaron a ser halladas en diferentes sectores de la isla.
En los vídeos a los que ha tenido acceso la Policía, se puede ver al cirujano con la misma ropa que las autoridades lo encontrarían en un vertedero días después.
En la reconstrucción de los hechos, las autoridades aseguran que el 1 de agosto, mientras Edwin atravesaba el océano para encontrarse con su amante, el chef realizaba algunas compras en una tienda de la zona, cosas como guantes de goma, bolsas de basura, productos de limpieza y un cuchillo, al parecer, los mismos implementos que supuestamente utilizó para desmembrar a su víctima y borrar los rastros.
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En su confesión, el chef manifestó que ya dentro del hotel, Edwin le pidió tener sexo, lo que habría desatado la ira del joven, quien golpeó al hombre casi 20 años mayor que él y este a su vez, al caer, se habría golpeado la cabeza, por lo que quedó inconsciente o tal vez muerto de manera fulminante.
De acuerdo con investigadores de la policía de Tailandia, Daniel Sancho habría golpeado en la cara a Arrieta hasta dejarlo inconsciente. 'Lo movió hasta el baño para echarle agua y ayudarlo a recobrar el conocimiento, pero ahí fue que se dio cuenta que el hombre estaba muerto', reseñó la Policía a medios locales.
Tres horas le tomó al señalado homicida seccionar el cuerpo en 14 partes, las introdujo en bolsas y procedió a deshacerse de los restos. Algunos, arrojados al vertedero de la isla y otras en el mar, durante un paseo que dio a bordo de un kayak, que había adquirido con el mismo dinero de la víctima.
Con 12 horas de retraso, el día 2 de agosto transcurría en Lorica, norte de Colombia, y no habían recibido la habitual llamada de Edwin para reportarse ante sus padres y su hermana Darling.