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Son las 4 de la mañana y Daniel Jaoaquín Causil Calao ya ha salido de su cama, se despereza tomando un café y se ajusta las botas pantaneras para comenzar la jornada de ordeño.

En un corral, ubicado junto a su parcela, lo esperan Lola, Anita, y Gardenia, entre otras reses lecheras a las que les masajeará las ubres hasta extraer unos 22 litros de leche.

Es de madrugada y la mayoría de la población en El Tesoro aun duerme, lo que permite escuchar a lo lejos el canto de las cigarras, las ranas y de los primeros pájaros que revolotean por los aires haciendo gala de sus cantos.

Daniel también canta, recurre a algunos refranes de vaquería, que según él sirven para relajar al animal, y una vez en el corral toma un balde y un banquillo en el que se apoltrona para sacar delgados chorros de la leche que poco a poco pasan a ser litros del líquido calcificado.

Un ritual similar realizan los otros 39 miembros de la Asociación de Parceleros Retornantes de El Tesoro, Asodepart, quienes descubrieron que mediante la producción de leche se pueden superar los estragos de la violencia que los desplazó de sus tierras, durante casi dos décadas, entre los años 1990 y los dos primeros lustros del 2000.

El Tesoro es una parcelación conformada por 40 familias que fueron víctimas de despojo y abandono forzado, está ubicada en el corregimiento Palmira, municipio de Tierralta, subregión del Alto Sinú, en el sur de Córdoba.

Luego de ser víctimas de los paramilitares y tras el proceso de restitución de tierras, el 3 de julio de 2015, se profirió la primera sentencia de restitución que les permitió recuperar sus terrenos y sus oficios ancestrales.

'Unos meses después de la entrega oficial del predio empezamos el proceso de organizar una asociación para la ejecución del proyecto productivo. Empezamos con lo que fue la legalización de la asociación, la parte de ejecutar el proyecto, de asociarnos, de formular el proyecto. Fue un proyecto diseñado desde el territorio', dijo Causil, mientras señala dos canecas llenas de leche, pero también de mucha esperanza.

De esta forma se conformó Asodepart, y con ello las familias restituidas vieron en las condiciones del terreno la oportunidad perfecta para aprender sobre nuevas formas de desarrollar la ganadería que antes practicaron sus padres y que incluso emplearon los tenedores de la tierra durante el rigor de la guerra.

'Hicimos el diagnóstico de las tierras, para ver qué línea productiva podríamos implementar acá. Porque cuando nosotros nos desplazamos, las personas que ocuparon el predio lo utilizaron para ganadería, además de eso nos dejaron unos pastos ya bastante adelantados, y potreros más viables con lo que tiene que ver en la ganadería. Entonces, investigando con los ganaderos vecinos vimos que era la actividad más viable para nosotros ejecutar, sumado a la experiencia que tuvieron nuestros padres acá. Se dieron las condiciones para lo que fue la ganadería de doble propósito, se dividió entre lechería y levante', explicó.

Con un objetivo definido, los pequeños productores de El Tesoro invirtieron sus recursos económicos en la compra de las primeras cabezas de ganado, y desde entonces se empezó a gestar la producción de leche a gran escala para comenzar a competir en los mercados nacionales.