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El único calzado que Luis Alberto Montes ha usado a lo largo de sus 65 años es la abarca o ‘tres puntá’, como se le conoce en las sabanas de Córdoba y Sucre.

Él, cliente fiel de la tradicional abarca , la misma a la que cantaron los famosos Corraleros de Majagual, dice con orgullo que no se ha dejado 'influenciar' por las recientes amenazas de la competencia que proviene de mercados externos.

'Ni chinos, ni sintéticos, yo no cambio mis abarcas', dice con orgullo sentado en su puesto de la calle 35 entre carreras 1° y 2° contiguo al tradicional mercado público en el centro de Montería.

Montes camina apoyado de un bastón, y a diario se mueve entre la multitud de fabricantes y compradores que se concentra en esta zona de la ciudad.

A su alrededor se exhiben tenis, mocasines y sandalias elaborados por material sintético que provienen de China, el 'dolor de cabeza' de los productores nacionales, pero él no se inmuta.

'Toda la vida los he llevado, incluso mi mujer también tiene, desde pelaítos', comenta, con un tono que parece debilitarse entre las voces que salen de los animadores comerciales que invitan a la clientela a través de potentes micrófonos y parlantes.

Allí, a 35 grados a la sombra, este veterano comerciante supervisa cada paso que da hasta llegar a una colmena donde la abarca tres puntá y la chancleta de espuma comparten escenario y precios dependiendo del gusto y del bolsillo del comprador.

'¿A cómo? -la pregunta obvia mientras enseña las tres puntá al vendedor.

–Quince mil pesos..

Finalmente, Montes opta por su calzado de toda la vida, las prueba y las lleva.

'Yo sé que hay otra clase de zapatos, pero para mí las abarcas caen con todo. Con ropa elegante, con ropa de estar en la casa y también con pantalones cortos. A mis hijos se las traté de inculcar, pero no pude', comenta.