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El único paso obligado de 200 niños que van a los planteles educativos cercanos, en la vereda Remolino, Lorica, prácticamente desapareció por la erosión del río Sinú, en uno de los puntos críticos que no fue atendido en verano por las autoridades gubernamentales y que ahora amenaza con convertirse en un boquete.

Jenavis Peña, líder cívica de esa vereda, que pertenece al corregimiento de Palo de Agua, sostiene que un total de 102 familias se afectan con la desaparición del camino por el acelerado fenómeno natural.

El citado es uno de los 162 puntos críticos que tiene el torrente desde Tierralta hasta San Bernardo del Viento, y que fueron detectados por la Corporación Autónoma Regional de los Valles del Sinú y San Jorge (CVS). De esos 27 presentan riesgo alto, 54 riesgo medio y 81 riesgo bajo. 

Aunque el nivel del Sinú ha sido de notorio aumento en las últimas horas la Unidad Territorial de Gestión y Atención del Riesgo de Desastres descarta por el momento la declaratoria de alerta.