En medio del llanto Natalia Sierra, esposa del subintendente Gustavo Enrique Arrieta Banquet, narra que la última vez que habló con él, a las 6:30 p. m., del jueves, le recalcó como en todas las conversaciones que cuidara de su enfermedad para que no lo dejara solo con los tres niños que tuvo la pareja.
'En la última conversación telefónica que tuvimos me preguntó si lo quería y como siempre me dijo que me cuidara, porque estoy enferma, que no lo dejara solo con los niños y fue él quien me dejó sola a mí, tanto que me rogó que luchara por mi vida', alcanzó a contar la viuda del subintendente Arrieta.
La mujer se siente segura que si Dios le arrebató a su esposo, también le dará las fuerzas para superar una enfermedad que padece hace varios años y poder responder por la manutención de los tres hijos que le dejó el matrimonio: una niña de diez años y un par de gemelos de dos años y medio.
'Creo en un Dios vivo, todo lo dejo en manos de él. Si Dios permitió esto, también me dará la fortaleza para superarlo', sostiene en la sala de la vivienda de una hermana de Gustavo Arrieta, en la transversal 3 # 13-31, del barrio la Granja, en Montería. Allí sería llevado el cuerpo que será sepultado este domingo, en el cementerio Jardines de la Esperanza, de Montería.
El subintendente fue la única víctima mortal de un hostigamiento, del que fueron objetivo a las 4.00 p. m., del viernes, seis uniformados que se desplazaban en tres motocicletas entre la vereda Buenavista y el casco urbano del corregimiento de Pueblo Bujo, a 40 minutos de Montería. El ataque fue primero con un artefacto explosivo y luego con disparos.
Arrieta recibió un disparo en medio de las cejas que lo dejó muerto de inmediato, mientras que otro de sus compañeros, identificado como Andrés Maldonado Pineda, tiene heridas de esquirlas y se encuentra en una clínica de Montería.
El padre del policía asesinado, Calixto Arrieta, recuerda que su hijo siempre fue apasionado por la fuerza pública, incluso, después de prestar el servicio militar quiso continuar con la carrera como soldado profesional, pero una hermana le recomendó que hiciera el curso de patrullero en la Policía.
Se formó como carabinero y patrullero en la Escuela de Carabineros Rafael Núñez, de Corozal (Sucre), y justo en ese municipio conoció a su esposa, con quien llevaba 13 años de matrimonio.
'Siempre estuvimos contentos porque él ingresó a la Policía, ya no iba a aguantar tanta necesidad como persona pobre, siempre que venía se lo encomendaba a mi Dios, oraba por él a diario, pero la última vez lo hice fue el día en que me lo mataron', narra don Calixto con voz entre cortada.
El subintendente Arrieta Banquet tenía 35 años, era el último de seis hermanos, llevaba 13 años en la Policía, inicialmente estuvo en Bucaramanga, luego en Tierradentro, San José de Uré, Montelíbano, Chinú, Cereté, hasta llegar a Pueblo Bujo, Montería, como subcomandante de la estación, su último cargo.
El hecho
El comandante de la Policía Metropolitana de Montería, coronel Carlos Rojas Pabón, explicó que los seis uniformados regresaban de la vereda Buenavista hasta Pueblo Bujo después de realizar controles de prevención en la zona, cuando repentinamente la última moto (en la que se desplazaba el subintendente como parrillero) fue sorprendida por una explosión, los motorizados perdieron el equilibrio y fueron atacados a disparos en el suelo.
'Los otros compañeros repelieron el ataque y de esa manera pudieron recuperar al compañero que se encontraba prácticamente en el centro de la emboscada. Estamos haciendo los estudios, pero todo indica que pudo tratarse de una granada', explicó el coronel Rojas.
El oficial no especificó a qué grupo en particular se le atribuye el ataque y se limitó a decir que es responsabilidad del crimen organizado.
'Lamentamos y repudiamos este acto criminal que le quita la vida a nuestro subintendente Arrieta, nos solidarizamos con su familia. Continuaremos con todo nuestro despliegue institucional para desarticular esas estructuras criminales', precisó el comandante de la Policía Metropolitana.
En esa misma población rural de Montería el pasado 9 de mayo también fue asesinado el patrullero Óscar Orlando Chávez González, de 26 años, natural de Sincelejo, cuando escoltaba un camión cisterna de la institución, en el que se distribuía agua potable a la población.
En ese entonces la banda criminal ‘Clan del Golfo’ había declarado un ‘plan pistola’ contra la fuerza pública, que dejó en Córdoba cuatro policías asesinados y dos heridos en tan solo un mes.