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Nada que florece la cosecha algodonera en Córdoba sumida en una crisis desde hace cinco años.

Esta vez, además de la intensa sequía que agobia a los productores de la Región Caribe, los afecta de manera drástica la presencia de El Trips o Pulgón, plaga que redujo de 22.000 hectáreas en el 2013 a 5.500 en la presente temporada.

A lo anterior se suman el bajo rendimiento, altos precios de las semillas transgénicas, pagos irrisorios que no compensan el gasto de la producción y la ausencia de políticas contundentes del Estado, aseguran los productores.

Este bicho candela, como también se le conoce, tiene a los algodoneros con las manos en la cabeza.

El ingeniero agrónomo, agricultor y gerente de la cooperativa Coagrocor, en Cereté, Miguel Martínez Petro, describe al Trips como una plaga microscópica que casi se pierde entre los dedos cuando se deja descubrir en los cogollos de las plantas.

'Ese animal, que hay que mirar con lupa hizo presencia en todos los cultivos del Sinú, absorbe la savia de la hoja y va quemando la planta hasta madurarla antes de tiempo. Entonces, la semilla no abre bien lo que conduce ostensiblemente al bajo rendimiento', expone.

La plaga ataca varios cultivos, pero no se reportan pérdidas económicas en Colombia, sino hasta ahora entre los algodoneros de Córdoba debido a que, además de los factores ya citados, el rendimiento se redujo en media tonelada por hectárea.

En un reciente reporte epidemiológico el ICA explicó que esta es una plaga exótica originaria de Asia Tropical y que aunque tiene fuerte presencia en Pakistán, Japón, Taiwán, Israel, África, llegó a Venezuela por donde ingresó a Colombia hasta Vichada, Huila y Tolima. La investigación del ICA revela que la plaga tiene 40 familias diferentes que atacan a más de 150 especies de plantas.

Martínez cree que por culpa del Trips los agricultores de Córdoba tendrán más temor de sembrar en la próxima temporada.

De las semillas transgénicas se sembraron esta vez 60 toneladas de semilla en 5 mil hectáreas de algodón, mientras que de las últimas, aún sin el proceso de inyección de genes fueron sembradas las 500 restantes.

Cada hectárea de algodón generaba alrededor de 100 empleos temporales, es decir que si en Córdoba dejaron de sembrar 17.000 mil hectáreas, son cerca de 220 mil las personas que quedaron cesantes.

'La mayoría no encontró otra opción que el mototaxismo, aunque también ayudan temporalmente las obras de infraestructura como construcción de placa huellas y de carreteras', advierte un enérgico agricultor de Cereté.

De las 17 mil hectáreas que no se sembraron en algodón, 11.000 fueron destinadas a maíz blanco y 5.000 a maíz amarillo que no generan el mismo número de empleos rurales.

También quedan cesantes los clasificadores, que se encargan de establecer la calidad de la fibra con las empresas compradoras y que fueron reemplazados este año por un equipo HVI (sistema computarizado), instalado en compañías de Antioquia.