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Un instinto natural de la canina Yaqui fue el detonante que necesitaban los habitantes del corregimiento Carolina, en Chimá, para descubrir que bajo su territorio existe un cementerio indígena.

Una tarde la perra criolla estaba escarbando en un amplio patio para acostarse con comodidad, cuando halló unas vasijas y argollas de oro.

Los vecinos cercanos al darse cuenta de ello decidieron cavar en el mismo sector, cuando de repente se toparon con huesos humanos y demás elementos de oro sepultados a menos de un metro de profundidad.

El hallazgo tuvo epicentro en el barrio Caguan, de dicho corregimiento, en donde a los habitantes no les cabe la menor duda que todos los objetos y restos óseos encontrados pertenecen a la etnia Zenú que en otrora habitó esos territorios del bajo Sinú.

Freddy Moreno, uno de los habitantes, expresó que al principio no le prestaron atención a lo hallado, pero luego entre varias personas analizaron las cosas y se dieron cuenta de la importancia que eso representa para la cultura.

'No hemos contado todo lo que encontramos, pero dentro de los hallazgos están huesos, cráneos, chochas de barro y argollas de oro, las cuales tenemos protegidas. Hay cosas que no sabemos qué son, pero imaginamos que significaban mucho para nuestros ancestros y por eso las conservaremos', dijo Moreno.

Por el momento la comunidad se ha dado a la tarea de continuar con las excavaciones a lo largo de cultivos de plátanos y otros terrenos para descubrir qué más sorpresas les tiene la madre tierra.