Una protesta sin precedente se produjo ayer en Tierralta, alto Sinú, cuando un grupo de indígenas embera katíos salió a las calles con el cadáver de una mujer de esa etnia que fue degollada durante la noche del domingo en un paraje solitario.
Antes de darle cristiana sepultura a la mujer, de 33 años, los aborígenes recorrieron con pancartas las principales calles de la localidad para exigirles a las autoridades que el asesinato no quede en la impunidad, como muchos otros cometidos contra miembros de esa comunidad.
Voceros de los embera katíos indicaron que el hecho que rebosó la paciencia de los indígenas fue el crimen de Noralba Cuñapa Domicó, cuyo cadáver fue encontrado en la madrugada del lunes en inmediaciones del barrio Chapinero, semidesnuda y con una herida abierta en el cuello.
El féretro fue llevado finalmente frente a la Alcaldía, donde los embera katíos esperaron un pronunciamiento del primer mandatario, Carlos Arturo Cogollo. Sin embargo, no recibieron respuesta satisfactoria porque el primer mandatario no se encuentra en la localidad. EAG