El vertimiento de aguas residuales a ríos, mares y otros cuerpos es un problema de muy vieja data. Por lo contaminante que puede llegar a ser esta práctica, que poco a poco es combatida por los entes de control, y la acción decidida de la ciudadanía y el sector productivo, cada vez hay mayor conciencia social de la enorme ayuda que se le puede dar al planeta con sencillos gestos de cuidados del recurso hídrico.
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En el Caribe muchas empresas han decidido hacer una gran apuesta a la sostenibilidad del planeta y en ese contexto, el tratamiento de aguas residuales es parte fundamental de las estrategias planteadas dentro de sus políticas de sostenibilidad.
Ya no se trata simplemente de evitar que aguas residuales contaminen ecosistemas, sino de aprovechar este recurso, tratarlas y reutilizarlas en sus procesos.
Para esto existe un gigantesco proyecto empresarial impulsado desde la misma Asociación de Empresarios de Colombia (Andi) y el Ministerio del Medio Ambiente.
El marco legal
La resolución 1256 del 23 de noviembre de 2021, reglamenta el uso de aguas residuales en el país, una alternativa para zonas de escasez del líquido y a la que podrán aplicar las empresas de acueducto y otros usuarios del recurso hídrico.
Las organizaciones productivas se enfocan cada vez más en este instrumento que conduce al uso eficiente del agua y permite fomentar un mayor aprovechamiento de los recursos naturales, bajo el modelo de la economía circular, que promueve el reciclaje, la reducción y la reutilización.
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Con el reúso del agua se pretende que, por ejemplo, una Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) pueda ahora destinar las aguas residuales a usos agrícolas o industriales, disminuyendo así los vertimientos y aumentando la reutilización en otras actividades.
El modelo que desde el Gobierno nacional se ha impulsado es el de la economía circular ya que al reciclar, reutilizar y reducir el consumo, se le hace una enorme contribución al planeta, al mitigar el cambio climático, amenaza que las compañías caribeñas enfrentan con estrategias y metas como la de disminuir en 51% las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) al año 2030, para alcanzar, entre otros propósitos, la carbononeutralidad al 2050.
Compromiso de empresarios
Bruce Mac Master, presidente de la Andi, dice que 'el tratamiento del agua es una prioridad para los empresarios, y la norma de reúso contribuye a hacer más auto sostenibles los sistemas de tratamiento al abrir una ventana de oportunidades que permite aprovechar el potencial del agua residual, para dejar de verlo como un desecho y usarlo como recurso'.
'Es una responsabilidad de todos avanzar hacia nuevas prácticas encaminadas a la economía circular, por lo cual celebramos este hito', añade.
Las disposiciones relacionadas con el uso de las aguas residuales (utilizadas o servidas, de origen doméstico o no doméstico), implica a las autoridades ambientales y a los usuarios, algo que se impulsa desde diversos frentes empresariales que están generando su propio proceso de tratamiento.
En Barranquilla y su área metropolitana, así como en el resto de capitales del Caribe colombiano, funcionan plantas de tratamiento de aguas residuales.
Las más grandes e importantes por parte de las empresas encargadas del servicio de alcantarillado público, pero también hay iniciativas privadas que apuntan en esa misma dirección.
La proyección nacional
Lo que Colombia se ha establecido como meta es el reúso del 10 % de aguas residuales domésticas al año 2030 por parte de los prestadores del servicio público de acueducto, lo cual promueve una corresponsabilidad activa de los operadores, apuntando a lineamientos de protección y uso eficiente del recurso hídrico.
En el Caribe se le está dando reúso a estas aguas en los procesos industriales, pero también en el agro donde este recurso es tan importante, de manera particular en tiempos de sequía, cuando bajan los niveles de los cuerpos de agua naturales.
El nuevo Gobierno dentro de su política agraria ha destacado la importancia de crear distritos de riego en todo el territorio nacional y se espera que el Caribe sea beneficiario de este mecanismo que ha demostrado su eficacia para lograr un agro mucho más productivo.
La actividad campesina toma un nuevo aire con la garantía de que el agua sea un recurso disponible todo el año, ya que se sabe que Colombia es uno de los países privilegiados del mundo que cuenta con abundantes fuentes.