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El gobernador del Atlántico, Eduardo Verano de la Rosa trabajó arduamente desde el primero de enero de 2016 con la secretaría de Educación y el equipo de Infraestructura Educativa, con el acompañamiento del Fondo de Financiamiento de la Infraestructura Educativa, FFIE y el ministerio de Educación, y fue el primero en firmar un convenio marco, del cual se derivaban otros convenios individuales, con el fin de construir la más grande revolución educativa de la historia del Departamento.

Así lo expresa Dagoberto Barraza, secretario de Educación Departamental, al señalar que 'con la firma de ese convenio se comienza a trabajar recorriendo todo el Departamento, inicialmente con la validación de predios y lotes que cumplieran con las especificaciones técnicas, servicios públicos, necesidad y pertinencia de la construcción, para cerrar la brecha que tenemos en déficit de aulas y en infraestructura educativa ajustada a las normas actuales'.

Luego de toda esa fase inicial, -agrega- comienza todo un proceso de depuración y estructuración de los proyectos, luego la construcción de los procesos de socialización en cada comunidad y más adelante la fase de interventoría y diseño, además de los giros que debía colocar el departamento en forma puntual, porque el éxito de este proyecto dependía de la puntualidad con que cada ente territorial hacia los giros al patrimonio autónomo que fue constituido a nivel del ministerio de Educación Nacional y el FFIE para cofinanciar los 26 proyectos.

El 30% de la financiación, más los lotes, corrían por cuenta del Departamento del Atlántico, el 70%, por cuenta del FFIE. Pero además hubo algunas obras financiadas al cien por ciento por el Departamento, como son las obras de urbanismo, paisajismos, entre otras.

'Fue un trabajo en conjunto y lo que marcó la diferencia entre Atlántico y otros departamentos estuvo en la tenacidad y compromiso con que la administración asumió este reto', expresó Barraza.

En la medida en que el Departamento comenzaba a girar los recursos automáticamente se trasladaban a Bogotá a gestionar el avance de cada proyecto por separado, y luego un seguimiento de cada uno de los proyectos, hasta llegar a feliz término.

Las obras ya son tangibles, están en concreto y son palpables, e incluyen la dotación del mobiliario escolar.