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Sin embargo, estamos presenciando en palco y en primera fila los  amaneceres de un consumo muchas veces sin un sentido, fugaz como la velocidad de la luz.

Dentro de ese complejo esquema de realidades surge una pregunta empresarial: ¿Qué hacer con los milenials?

Porque dentro de las características básicas que tiene un milenial están precisamente varias de las bases del consumo de los actuales momentos: son fugaces en sus pasos por las organizaciones para las cuales trabajan, por ende 'consumen' una empresa tras otra, como queriendo encontrar el cargo perfecto para cada uno de ellos y se mueven como peces en el agua dentro de un mundo que aprendieron a ver de una manera diferente.

De acuerdo con el filósofo Serge Latouche 'la gente feliz no necesita consumir' y entre otras cosas afirma que: 'el actual ritmo de crecimiento económico mundial es tan insostenible como el deterioro y la falta de recursos del planeta'.

Al mirar las cosas desde la óptica del señor Latouche, vale la pena preguntarnos a dónde nos llevará este 'superconsumo'. Lo importante es siempre estar preparados para los cambios que ya se hacen presentes y se materializan.

Entonces nos surge una palabra: ADAPTABILIDAD: Este concepto siempre ha sido clave para la evolución del hombre. La adaptabilidad es precisamente parte de la respuesta que las organizaciones deben tener para capotear este tsunami de cambio de paradigma laboral: La estabilidad laboral y los grandes salarios ya no son el único atractivo.

No, ahora un milenial busca llenar su espíritu con una multitud abrumadora de diferentes experiencias laborales, sociales y de prueba y error. Allí es donde las empresas deben cambiar para dejar de ser paquidérmicas y endémicamente lentas.

Y de la ADAPTABILIDAD pasamos al MOVIMIENTO: Brindar oportunidades de desplazamiento no solo geográfico sino laboral dentro de una misma organización se vislumbra como parte de la receta que los directivos, presidentes y gerentes de las organizaciones han de tener en cuenta si no se quieren quedar 'colgados de la brocha'.