La prioridad debe ser avanzar con ambición climática para reconfigurar y aumentar la competitividad, al tiempo que se construye una sólida senda de crecimiento económico bajo en carbono, que sustente un bienestar humano integral con menores riesgos por cambio climático.
Hemos robustecido nuestro marco normativo con la Ley de Delitos Ambientales que modificó el Código Penal e incluyó nuevos crímenes contra el medio ambiente, como la promoción y financiación de la deforestación, el tráfico de fauna y la financiación de la invasión de áreas de especial importancia ecológica.
Múltiples acciones y señales nacionales dan confianza para avanzar de manera esperanzada en la construcción de este camino de carbono-neutralidad. La formulación de los planes de implementación para la Contribución Nacionalmente Determinada y la E2050, así como también, la puesta en marcha del Programa Nacional de Carbono-Neutralidad, el cual, ha logrado comprometer a 100 de las más importantes empresas colombianas y fortalecer sus capacidades para definir acciones que las lleven a cumplir sus metas y las del país.
En las ciudades que ya cuentan con estaciones de monitoreo, la inversión fortalecerá las capacidades para obtener información y tomar decisiones con base en datos; las capitales que no tienen estaciones podrán pensar en la infraestructura para sus sistemas de vigilancia. Por eso esta inversión impactará directamente en la calidad de vida de la gente.