Me llena de mucha satisfacción pertenecer a una generación de personas de la tercera edad que, para algunos empieza a los sesenta y para otros todavía no ha empezado después de los setenta. Las otras generaciones actuales tienen enormes méritos y al mismo tiempo muchas dificultades por vencer. Mundialmente, los de los setenta, actualmente tenemos una representación en el manejo de los Estados, cada vez más manejados autocráticamente, con disminución a pasos acelerados de la deseada democracia.
No lograron, los repugnantes momentos políticos de corrupción, que apenas empiezan a ser evaluados, disminuir en lo más mínimo, el impactante camino que ha producido a través de los tiempos la música vernácula del acordeón. El Festival vallenato volvió a reunir, a los mejores en sus diferentes categorías, se oyeron hermosas canciones inéditas y se le dieron reconocimientos muy merecidos a Alfredo Gutiérrez e Iván Villazón, acordeonista y cantante, respectivamente de nuestro querido folclor.
Las formas de atención en salud, deben mejorar en accesibilidad y calidad, para todos los ciudadanos en Colombia. Una demanda acelerada por los bajos niveles de prevención y de apoyos sociales, es empeorada, ante la equivocación logística de atención, que no sale de las personas, formadas para tal fin sino de organizaciones dedicadas a conseguir cada vez mayores ingresos.
Vivimos en medio de una sociedad enferma, aquella, que alberga una comunidad o grupo de personas que tienen problemas graves, en relación con las desigualdades, pobreza, injusticia, carencia de oportunidades, violencia, corrupción o cualquiera de otros problemas que, al volverse sistémicos, se generalizan. Una "sociedad enferma" mantiene un entorno social, que termina en grandes desafíos y dificultades, que hacen perder la calidad de vida.