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Luego de que la Fiscalía General de la Nación le imputara el delito de homicidio agravado a Juan Carlos Suárez Ortiz, por el crimen de Jaime Esteban Moreno Jaramillo, este no se allanó a los cargos.

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Esto pese a que el ente acusador detalló segundo a segundo lo ocurrido la madrugada del 31 de octubre con el hoy fallecido en plena vía pública de Bogotá y que quedó registrado en múltiples cámaras de seguridad de la zona por la que se movieron víctima y victimario.

La fiscal aseguró que fue Kleidymar Paola Fernández Sulbaran, una de las capturadas y después dejada en libertad, la que reconoció a Jaime Esteban indicando que “ese es el de la discoteca” y luego se desató la golpiza en la que presuntamente participó el procesado y Ricardo González Castro que se encuentra prófugo.

En ese sentido, señaló que Bertha Yohana Parra Torres, otra de las capturadas metros más adelante de donde ocurrió el crimen, cerca de un OXXO, presenció el hecho y no intervino y, por el contrario, tanto ella como los señalados victimarios, dejaron tendido en el pavimento al joven Moreno Jaramillo “ahogándose con su propia sangre”.

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De González Castro solo se limitó a señalar que era “otro hombre” que acompañaba a Suárez Ortiz  y que tras cometida la golpiza “emprendió la huida” y del que no se sabe su paradero desde entonces, incluso su papá que, según le dijo su exjefe a W Radio, intenta buscarlo.

Antes de la imputación, el juez del caso ordenó reserva parcial de las audiencias contrariando lo solicitado por la familia de la víctima. Asimismo, prohibió la publicación de fotos del cuerpo de Jaime Esteban, grabaciones, así como las identidades de los testigos del hecho.

Sobre Ricardo González Castro se sabe que es originario de la ciudad de Cartagena y habría trabajado en el sector de San Victorino en una venta de perros calientes. Es, además, técnico en carpintería y había trabajado como guarda de seguridad.

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González Castro, un día después del ataque, habría ido hasta su puesto de trabajo para contarle a su jefe lo que ocurrió la noche anterior con el joven estudiante de ingeniería de la Universidad de los Andes, según apunta el medio en mención.

Tras esto, el cartagenero habría renunciado a su trabajo alegándole a su empleador que se sentía muy asustado por lo que había ocurrido con el muchacho agredido. Fue así como su jefe le habría reconocido $100.000 pesos por lo trabajado, según le contó a W Radio.