Al interior del Gobierno de enfrentan dos posibilidades en torno a la continuidad del servicio de pasaportes, cuyo contrato con la firma británica Thomas Greg & Sons se vence en agosto: la excanciller Laura Sarabia dice que hay que declarar la urgencia manifiesta para que Thomas Greg siga fabricando las libretas mientras se les da tiempo a Portugal y a la Imprenta Nacional de transmitir las capacidades para la elaboración de los documentos; pero por otro lado el recién designado jefe de despacho presidencial, Alfredo Saade, asegura que en las próximas horas se suscribirá el nuevo contrato con los portugueses para alistar la Imprenta Nacional en menos de dos meses.
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El presidente Gustavo Petro, por su parte, ha dicho que la labor de hacer los pasaportes no debe seguir en manos de los británicos, que llevan haciéndolos hace dos décadas y que supuestamente habrían ejercido una hegemonía con poca competencia en estas lides en el país. Pero, además, no ve con buenos ojos el jefe de Estado que está firma también imprima los tarjetones de las elecciones y tenga acceso a los datos de los ciudadanos.
Las voces que le hablan al mandatario al oído desde la cartera diplomática le han dicho que se puede seguir con Thomas Greg & Sons pero quitándole algunas responsabilidades como el manejo de los datos a través de controlar la personalización.
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El planteamiento de Saade es más osado y se acerca más a lo que querría Petro pero preocupan propuestas previas de su cantera en redes sociales y otras plazas: cerrar el Congreso, la constituyente, la reelección de Petro, descreer de las vacunas de la covid-19 o difundir noticias sin confirmar sobre la salud de Miguel Uribe.
A esto se suma la existencia de lo que sería un supuesto borrador de un decreto en el que se ordenaría a todas las entidades estatales contratar con la Imprenta Nacional los servicios de impresión, desde papelería hasta documentos, y también los pasaportes. Pero en la Imprenta Nacional aún falta afinar temas de tecnología, infraestructura, planta, entre otros recursos para que las calidades técnicas de las libretas de identificación fuera del país sean avaladas internacionalmente y además la Imprenta ha tenido problemas con las cédulas de extranjería.
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Así las cosas, parece ser que el servicio de pasaportes en el país se debate entre la continuidad de Thomas Greg, indeseable para el Gobierno pero segura para garantizar los documentos a tiempo y técnicamente adecuados, y la propuesta a contrarreloj de que Portugal traslade a la Imprenta Nacional todas las capacidades para hacer las libretas, que es lo que quiere la Casa de Nariño pero que plantea retos y dudas por los tiempos y la infraestructura faltante.