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Por medio de su cuenta de X, como se ha hecho costumbre, el presidente Gustavo Petro volvió a salir en defensa del ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, refiriéndose al caso de la UNGRD, al que fue involucrado tras acusaciones de su ex asesora María Alejandra Benavides.

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“Conozco al profesor Ricardo Bonilla, y lo respeto muchísimo, por su profundidad intelectual como economista de verdad, comprometido con las necesidades de su pueblo. A veces lo intelectual separa del pueblo, te hace veleidoso, te genera una especie de aristocracia falsa que te lleva a servir con ideas, también falsas, a los enemigos brutales de la gente. Bonilla no cayó en ese pecado de la egolatría mental, siempre a pesar de su doctorado, o gracias a él, sirvió a sus alumnos, a su pueblo con humildad. Sé que la acusación a Bonilla es injusta. Como revolucionario y desde muy joven amé el sentido de la justicia”, escribió el presidente en la primera parte de la publicación.

Seguidamente, reflexionó sobre el sistema de justicia colombiano, asegurando que él mismo fue uno de los que empezó a hacer denuncias de favorecimientos a senadores e irregularidades en el Ministerio de Hacienda.

“El sentido de la justicia no es monopolio de jueces o de un poder; debe ser monopolio de todos los seres humanos. Por el sentido de justicia al interior del espíritu, uno ama al pobre y no lo destruye. Uno no privilegia al que todo lo tiene. En mi vida he visto jueces injustos que condenan al joven como terrorista por protestar y ser rebelde. Yo mismo sufrí sus consecuencias cuando un general quiso ser juez conmigo, mis ideas y mis acciones. He visto jueces justos, humildes y muy valientes que se hacen matar por defender a la víctima y no venderse al victimario para que quede impune, así haya matado miles de personas. El relato periodístico sobre Bonilla es al revés, como casi siempre, cuando se trata de destruir alternativas políticas y sueños colectivos de la gente que trabaja y estudia”, señaló.

También se lee en otra parte de la publicación: “Yo mismo descubrí y denuncié esa práctica clandestina a toda Colombia siendo parlamentario libre, en el gobierno de Andrés Pastrana, siendo ministro de hacienda Juan Manuel Santos; solo me acompañó en mi denuncia con todas las pruebas presentadas, que llenaron las paredes del hemiciclo con nombres propios de congresistas, con sus códigos secretos al frente y la cantidad de dinero entregada, Antonio Navarro, que ha olvidado el consejo de Bateman, sobre que las estructuras políticas valen huevo y están por encima los proyectos políticos y el pueblo, también me acompañó, Carlos Ossa Escobar, amigo de la paz en ese momento, Contralor General y constituyente del M19, hoy muerto. Ningún juez condenó la práctica, el delito del poder quedó impune. El fiscal General había entregado la fiscalía al peor crimen de todos; el paramilitarismo narcotraficante, que alguna prensa presentaba como los héroes de la patria que mataban humildes, líderes y los odiados revolucionarios”.

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Lo último que se sabe sobre Bonilla y el caso de la UNGRD es que la defensa de Bonilla solicitó una reunión con la Fiscalía Delegada ante la Corte Suprema de Justicia para que el funcionario sea escuchado.

De acuerdo con la exasesora del ministro, María Alejandra Benavides, que ya rindió declaración ante la Fiscalía, la mayoría de decisiones que se tomaron en el entramado de contratos redirigidos para favorecer a congresistas contaron con el aval de Ricardo Bonilla.