El Gobierno nacional, en cabeza de Susana Muhamad, ministra de Ambiente, presentó esta semana de manera oficial su Plan de Acción de Biodiversidad al 2030, una hoja de ruta que tiene como principales objetivos aumentar del 24 % al 34 % en el 2030 el territorio nacional que actualmente está bajo medidas de protección, y avanzar en la reconversión de cinco millones de hectáreas a modelos productivos sostenibles y con procesos de restauración multifuncional.
El programa –que contempla 191 acciones estratégicas en las que Colombia se compromete para revertir la pérdida de la biodiversidad– busca la reducción del impacto de economías ilícitas en los ecosistemas del país y tener una disminución de por lo menos el 50 % en los niveles de tráfico de fauna y la afectación por delitos ambientales.
Sobre el papel, la oficialización de este proyecto –que requiere de 76,5 billones de pesos al 2030 para su implementación– ha sido celebrada ampliamente por su noble intención de colaborar con la preservación y recuperación del medio ambiente en el país; sin embargo, desde varios sectores hay cierta incredulidad sobre su puesta en marcha.
El papel aguanta la tinta. De acuerdo con expertos consultados por EL HERALDO, aunque el plan de acción cumple con los compromisos internacionales, aterrizarlos en Colombia puede ser una idea “demasiado ambiciosa” si se tiene en cuenta que para materializarlo es necesario una gran capacidad gubernamental para la movilización de recursos con fuentes públicas, privadas y de cooperación internacional.
Además, consideran que Colombia ya debería haber superado la etapa de adelantar marcos estratégicos y, en cambio, tendría que estar en una faceta de mostrar resultados de implementación.
“El propio secretario de Naciones Unidas lo ha dicho, ya no estamos en la hora de formalización de hipótesis, de posibilidades, de metas, de objetivos y demás. Estamos en, como lo dice, la formalización de acciones, de implementación. Entonces no puede ser que digan impulsar portafolio, implementar cosas que ya estaban previstas, aumentar tal cosa o diseñar cuando ya se tenía que haber mostrado los resultados concretamente a la ciudadanía”, aseguró Benjamín Quesada, director del pregrado de Ciencias del Sistema Tierra de la Universidad del Rosario.
“Entonces parece en gran parte un reciclaje de acciones que ya se tendrían que estar en curso dándose. Eso es como el vaso medio vacío. O sea, ya no estamos a la hora de planes de qué vamos a hacer. Hay muchas áreas donde ya se han dicho que tenemos que hacer eso. Marcos, acuerdos y demás. Planes de acción incluso. Por ejemplo, el quinto punto es diseñar e implementar planes decenales de biodiversidad, pero eso ya ha habido. Entonces, ¿cuáles fueron los balances? Eso es lo que falta en Colombia acá. Es el monitoreo, la evaluación, el balance de lo que se ha hecho hasta la fecha. Solo eso va a dar credibilidad”, agregó.
Las dudas persisten
El investigador Nelson Rangel Buitrago, geólogo de la Universidad del Atlántico, valoró que “el plan se alinea adecuadamente con los compromisos internacionales, especialmente con el Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal, y aborda de manera coherente las problemáticas claves como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación”. Sin embargo, llueven los peros.
En este sentido, el docente advierte que “al ser tan ambicioso, el éxito del plan dependerá en gran medida de la capacidad de asegurar los recursos financieros necesarios, tanto nacionales como internacionales, y de la creación de capacidades a nivel local y regional. Esto no es algo que salga de la noche a la mañana”.
Los grises, además, se agigantan si se tiene en cuenta la realidad política actual, donde la sinergia entre el Gobierno nacional y las administraciones regionales no pasa por su mejor momento.
“Creo que la viabilidad está condicionada a aspectos clave como son la movilización de fondos públicos, privados e internacionales, ya que el plan incluye una estrategia financiera, pero su implementación efectiva requerirá una asignación real de recursos a largo plazo; capacidades institucionales, ya que las instituciones locales, regionales y nacionales deben ser capaces de coordinarse y actuar de manera eficaz, superando las barreras tradicionales en la gobernanza ambiental, y, por último, la capacidad de evitar la politización de la agenda ambiental”, indicó el experto.
Un programa con lunares
Durante la presentación del plan, en el marco de la COP16, en Cali, la ministra Muhamad indicó que las estrategias no “están separadas de la política pública general y que tampoco están separadas como un apéndice ambiental”, destacando que se trata de un instrumento consensuado con instituciones públicas, sectores privados, gremios empresariales, pueblos indígenas, comunidades afro y campesinos.
De acuerdo con Minambiente, el proyecto busca –además– generar un renglón económico nuevo en la economía del país, que la bioeconomía que actualmente representa solo el 0,8 % del PIB Nacional pase al 3 % en 2030, generando medio millón de empleos. El problema, en el que han coincidido los expertos, es que no hay certezas de que la meta de arranque se pueda lograr.
“Veo que esto parece una respuesta muy apresurada y ambiciosa, casi respondiendo a una urgencia de mostrar algo. Creo que el escenario de la COP-16 es perfecto para mostrar esto, pero estos compromisos requieren mucha capacidad de gobernabilidad y mucho dinero e involucrar diferentes sectores, desde aquellos que viven al pie de los bosques cocinando con leña y usando sus recursos naturales para el pancoger diario, hasta aquellos que viven en una gran ciudad y toman decisiones”, advirtió Robin Hood Casalla Daza, del Departamento de Química y Biología de la Universidad del Norte.
Por otro lado, el docente se mostró incrédulo de que se pueda lograr el punto que habla de implementar acciones de reconversión productiva en 3.000.000 de hectáreas.
“¿De dónde sale la cifra mágica de 3.000.000 de Ha ?. Es difícil imaginarse destinar esa cantidad de tierras para reconvertirla de manera productiva. La tierra es muy cara actualmente y hay problemas de fondo en área de influencia de grupos armados y grandes terratenientes. ¿Escrituración ? ¿Propietarios? Eso es muy conflictivo. ¿De dónde sale ese dinero?, concluyó.
La hoja de ruta
Durante su intervención, la ministra Muhamad celebró que Colombia haya unido a la lista de cerca de 30 países del mundo que presentaron su plan de acción para proteger la biodiversidad al 2030 bajo el Marco Global Kunming Montreal.
“Somos uno de los países que presenta el plan completo después de dos años del Marco Kunming Montreal y esto refleja cómo vamos a cumplir las metas del marco global. Lo que hemos hecho es aproximar cuatro apuestas estratégicas al 2030 para la protección de la biodiversidad y seis metas que recogen dentro de ellas esas 23 metas del marco, de acuerdo con nuestra situación contextual específica”, dijo Muhamad.
Además, agreg: “Buscamos poner 19 millones de hectáreas que están hoy en lo que llamamos integridad ecológica media, o sea, están a punto de perder su capacidad de prestar funciones ecosistémicas a las regiones del país, para que haya una planificación integral en los planes de ordenamiento territorial y estos 19 millones de hectáreas entren a procesos de restauración ecológica”.
Plan de acción
- Impulsar el portafolio de la transición socioecológica para implementar, al menos, 50 proyectos estratégicos de siete sectores que integren criterios de conservación, restauración, recuperación de ecosistemas, adaptación climática y soluciones basadas en la naturaleza en los ámbitos regionales y en los territorios.
- Implementar acciones de reconversión productiva en 3.000.000 de hectáreas.
- Formular y poner en marcha las 32 agendas departamentales derivadas de la misión de bioeconomía y territorio.
- Aumentar hasta el 68 % el tratamiento de aguas residuales.
- Diseñar e implementar los planes decenales de biodiversidad de los pueblos indígenas, afrocolombianos, negros, raizales, palenqueros, gitanos, campesinos y comunidades locales.
- Diseñar la estrategia de movilización de recursos de todas las fuentes para cumplir con la ambición planteada en este Plan de Acción de Biodiversidad, son algunas de las acciones que se coordinarán a nivel nacional, de manera intersectorial.