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A solo tres horas del casco urbano de Popayán se encuentra el corazón ancestral, cultural, histórico, místico y cósmico del departamento del Cauca. Se trata del municipio de Inzá – ‘Tierradentro’, donde las tradiciones y costumbres de las comunidades indígenas permanecen arraigadas, a pesar del paso de los años; pero además enriquecidas con los incalculables tesoros arquitecticos ocultos bajo las montañas de esta tierra, ubicada al suroeste de Colombia.

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El territorio del Cauca está cargado de misterio y tradiciones ancestrales, por las cuales las comunidades indígenas luchan por conservar y mantener. Por ello, custodian sus costumbres bajo sus propias leyes, que son el reflejo de una conexión íntima con la naturaleza. Los encargados de sostener el legado de miles de años son los líderes del cabildo indígena, quienes guían a su comunidad para mantener el orden y la armonía entre la población y su entorno.

Y es que tan solo al transitar por sus calles polvorientas y empedradas de ‘Tierradentro’ se puede crear una interacción con su historia y la naturaleza que rodea a este territorio austero.

En lo más profundo de sus montañas se encuentran los hipogeos, una huella que relata la visión de la muerte que tenía la comunidad Nasa. Estas construcciones subterráneas, las cuales fueron talladas en la roca por las manos de los hombres pertenecientes a la comunidad indígenas desde hace siglos, dejan ver su entendimiento sobre la existencia y su transición entre los diferentes estados del alma.

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Ada Luz NiñoEscaleras para descender a las tumbas de las comunidades indígenas.

Hasta el momento, los antropólogos han hallado 32 Hipogeos, en los que aún se mantienen intactas las imágenes con los familiares de los muertos adornaban las tumbas. Sembradíos de maíz, animales, y símbolos que quedaron plasmados en los muros de roca, reflejan la esencia de esa persona que pereció.

Gracias a estas verdaderas obras ancestrales muestran el claro concepto de la muerte por parte de la comunidad indígena, que no ve la muerte como un final, sino como el comienza de una nueva etapa para el alma, la cual se transformará y tendrá una continuidad en un espectro diferente.

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“En un principio se creía que las tumbas eran como el mal que llegaba, que era algo maligno, hasta que en 1994, los habitantes empezaron a proteger estos elementos como patrimonio histórico de la humanidad. Todo esto fue gracias a la gente del exterior que visitaba a las comunidades y nos enseñaron el valor tan grande que tenemos detrás de todo esto, por eso determinamos que es algo sagrado y lo vamos a proteger”, dijo Yeni Mildred Ángel, líder indígena.

Ada Luz NiñoAspecto de las tumbas de las primeras comunidades indígenas.

De acuerdo con la líder indígenas, antes que un cuerpo fuera traslado a estos hipogeos o también llamados entierros secundarios, existían entierros primarios en los que eran sepultados en pozos cavados, muy cerca de las viviendas, en los que colocaban una lápida para identificarlos. Pero además, para prepararlos en este viaje ancestral les agregaban comidas especiales y sus bebidas favoritas.

“Para la comunidad indígena Nasa, la muerte era tan sagrada que los preparaban para un nuevo viaje; porque en estos entierros se hallaron vasijas, alcarrazas, cuencos, que les colocaban alrededor para el muerto para que se alimentaran durante sus viajes”, indicó.

Ada Luz NiñoAntes que un cuerpo fuera traslado a estos hipogeos o también llamados entierros secundarios, existían entierros primarios en los que eran sepultados en pozos cavados, muy cerca de las viviendas,

Luego de varios años, los retos óseos de eran extraídos de las fosas para ser trasladados a los ornamentados Hipogeos que hoy día cuentan una historia detrás de la muerte de cada miembro de la comunidad indígena Nasa.

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Ada Luz NiñoEn estas estatuas perfectamente detalladas se observan collares, chumbes frontales, tocados y cubre sexo, que acuerdo con los expertos estos accesorios reflejan su nobleza.

Monolíticos prehispánicos

En las veredas El Hato y El Tablón, que hacen parte del Parque Nacional Arqueológico de ‘Tierradentro’, se encuentran los Monolíticos prehispánicos o estatuas talladas en piedra en las que fueron estampados hombres y mujeres de la comunidad Nasa.

En estas estatuas perfectamente detalladas se observan collares, chumbes frontales, tocados y cubre sexo, que acuerdo con los expertos estos accesorios reflejan su nobleza.

Asimismo, en el territorio fueron hallados Monolíticos antropomorfos, en los que el rostro de una personas y por el otro lado las características físicas de un animal.

Para los pobladores, estos monolitos son testigos silenciosos de civilizaciones pasadas que se conservan en la historia y que le abren al mundo la verdadera esencia del Cauca y sus raíces.

De acuerdo con los líderes indígenas de la zona, para los años 80 y 90 se presentaron en el territorio muchos saqueadores, quienes se encargaron de llevarse gran parte de los elementos prehispánicos que reposaban en las cuevas ocultas en las montañas del Cauca.

Su paso marcó una dañina huella que arrasó con mucho y estropeó estas importantes muestras de la cultura de la comunidad indígena.

Ada Luz NiñoLas comunidades indígenas relatan que para los años 1.600, durante la conquista española, fueron construidos una serie de túneles, que se encuentran debajo de la montaña, con las manos de esclavos africanos.

La Pirámide

Otro de los atractivos turísticos de Tierradentro, llamado así por los colonizadores españoles debido a que era una tierra agreste y de difícil acceso, es la imponente Pirámide, la cual emerge entre las montañas y se ubica a una altura de 2.100 metros sobre el nivel del mar.

Las comunidades indígenas relatan que para los años 1.600, durante la conquista española, fueron construidos una serie de túneles, que se encuentran debajo de la montaña, con las manos de esclavos africanos.

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Se dice que en este lugar impresionante por su bella natural, oculta el dolor y sufrimiento que vivieron los ancestros de la comunidad Nasa, quienes dieron sus vidas por forjar esta obra, que en cada uno de sus pasadizos permanece cargado de un silencio sepulcral.

En los pasillos de la Pirámide, que desafían el paso del tiempo, se mantiene oculta de la luz del sol la verdadera historia que entreteje el flagelo de la conquista y de quienes en su momento fueron arrastrados por la codicia y el afán de riqueza.

Sin embargo, la comunidad inzeña desconoce si todos esos sacrificios valieron la pena, pues no hay registro de que se haya encontrado oro en el lugar.

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Debido a toda la historia que gira en torno a la emblemática pirámide, los pobladores exigen respeto si se desea recorrer los pasillos, pues en ellos se rememoran las vidas perdidas durante la construcción.