Invitar a la reflexión sobre el dolor y las secuelas del conflicto armado es la premisa bajo la cual se produjo ‘Escrito en la piel: Una vida tatuada por la guerra’, una obra transmedia que busca dar visibilidad a las huellas físicas y emocionales de la guerra.
La producción colombiana ofrece una mirada inédita sobre cómo estas marcas siguen configurando la realidad del país y cómo continúan impactando a las nuevas generaciones. Retrato de ello es Humberto Guerra, el protagonista.
Esta película narra la historia de este joven de 18 años que, tras ser obligado a cumplir con el servicio militar obligatorio en su pueblo natal, se ve arrastrado por la violencia de los grupos armados del país. “Humberto no se convirtió en combatiente por elección, sino por las circunstancias que lo llevaron a ver en este camino una necesidad”, indica la reseña.
A lo largo de dos décadas, Humberto enfrenta no solo los horrores del conflicto, sino también el dolor físico y psicológico que deja la guerra. Su historia, que es también la de muchos otros, se convierte en el reflejo de las desesperanzas generadas por el conflicto armado. Pese a que es ficción, la historia es la realidad de muchos colombianos invitando a la reflexión como país.
Lea también: ¿Cuánta agua se gasta para que ChatGPT genere las imágenes con estilo del Studio Ghibli?
“No queremos contar la historia de una sola persona porque esta es la historia de muchos colombianos y de muchas colombianas. Lo que pretende la película también es cuestionarnos como sociedad qué estamos haciendo para que nuestros jóvenes no vayan a la guerra, que la opción no sea ir a la cárcel.”, dijo su director, Germán Ortegón Pérez, en diálogo con EL HERALDO.
‘Escrito en la piel’, nacida de un trabajo que mezcla el periodismo, la academia y el cine, se sustenta sobre tres pilares: familia, espiritualidad y el concepto de “guerrero” que en la “cinematografía colombiana no se ha tratado mucho”. Todos encarnados en Humberto.
“Humberto, es un jugador de ajedrez y lo que vamos a hacer es que Humberto siempre va a estar jugando ajedrez, pero cada jugada que va pasando en la película tiene que ver con un momento de su vida”, explica el también profesor de la Pontificia Universidad Javeriana.
Lea también: Reconocida cadena de restaurantes cerró 2.000 locales tras hallar una rata y una cucaracha en la comida
Ortegón espera empezar a rodar entre los meses de junio y julio en el municipio de Tobia, Cudinamarca, y Vista Hermosa, Meta, este último ha representado todo un reto para el equipo detrás de la producción por lo renuente que fueron al principio la comunidad atemorizada precisamente por el falgelo del conflicto, sin embargo, las buenas intenciones detrás de la película terminaron por convencerlos y hasta proporcionarán actores naturales, unos 20 para ser exactos.
“Cuando comprenden lo que estamos planeando aceptan y están felices también de que su territorio se ha visto en otro punto de vista. En este caso como espacio cinematográfico, en el caso de Vista Hermosa, que ha sido tan tristemente célebre en las noticias”, recuerda su director quien también se muestra agradecido por la respuesta positiva de los habitantes del municipio.
Pero para terminar de materializar esta gran producción aún queda por recaudar recursos por eso esperan presentarse al FICCI con el firme objetivo de atraer inversionistas, que ya lo han hecho y a quienes les han tocada la puerta han resultado “enamorados” con la propuesta cinematográfica pues “ven que es un elemento diferenciador”.
“Estamos uniendo nuestros esfuerzos humanos y técnicos para poder llevar adelante la película”, dice su director quien no pierde la esperanza de sacar adelante el proyecto, llevarlo a la gran pantalla y poner a reflexionar a todo un país hastiado por la guerra.